Hablar de empresarios en Asturias es hablar de Severino García Vigón, actual presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), un histórico del mundo del asociacionismo en la región y un empresario que lleva la iniciativa en las venas. Él mejor que nadie conoce la realidad empresarial en el Principado, que es modelo en el grado de cohesión entre las asociaciones a las que agrupa y con las distintas administraciones y fuerzas sociales.¿Desde cuándo es usted el presidente de los empresarios asturianos y por qué decidió hacerse cargo de esta responsabilidad? ¿Con qué otras tareas compatibiliza la presidencia de FADE?
Fue en 1995. Yo había desarrollado parte de mi trayectoria profesional en el mundo de la empresa y ya había desempeñado alguna otra función de responsabilidad, por ejemplo, como presidente del Club de Marketing, vicepresidente de la Asociación Nacional de Gases Licuados de Petróleo y de la Asociación Nacional de Concesionarios de Avia y de Motor Ibérica. En un momento determinado, un grupo de empresarios me animó a dar un paso más y a presentar mi candidatura a la presidencia de FADE. Además, tampoco puedo abandonar, junto con esta tarea, las funciones propias en el mundo de la empresa como miembro de varios consejos de administración y otras actividades relacionadas con la distribución del gas y la hostelería. Desde 2002, presido también la Cámara de Comercio de Oviedo.
¿Cuántas asociaciones empresariales integran actualmente la FADE y a cuántas empresas aglutinan éstas? ¿Forman parte de ella también las más grandes?
En el momento actual llegan a 99. De todas formas, no me equivoco si le digo que representamos en torno a 45.000 empresas, incluidos los empresarios individuales. Nosotros no distinguimos entre grandes y pequeños empresarios, sino que a todos damos nuestro apoyo en esa tarea tan bonita que tienen entre manos que es la de ver crecer cada día a sus respectivas empresas. Además, creo que podemos presumir, a nivel territorial, de que tenemos el mayor índice de adscripción de toda España, porque los pequeños y medianos conviven con los que llamamos empresas “singulares”, donde se encuadran las más importantes y que no pueden asociarse a otras debido a su tamaño, actividad o número de trabajadores. Y es que los pequeños necesitan de los grandes y los grandes de los pequeños.