Rosa Monedero
Maxxima Real Estate Advisory, de la que Sara Santos Paraíso es directora general, surge hace dos años y medio del compromiso de unos profesionales con un largo y exitoso historial en el sector del Real Estate y Corporate Finance. Principalmente, nace orientada a prestar servicios profesionales integrales especializados para el Mercado Inmobiliario, buscando distinguirse y diferenciarse gracias a la experiencia y a la efectividad del equipo y especialmente gracias a la implicación diaria de los socios en cada proyecto.
Ustedes están especializados en servicios integrales para el mercado inmobiliario. ¿Cuáles son los más significativos?
Asesoramos en la compraventa de activos singulares con valor superior a 10 millones de euros, tanto del buy side como del sell side. Somos expertos en asesorar a propietarios e inversores en transacciones con cierto grado de complejidad financiera, técnica ó jurídica. Nos hemos especializado en prestar servicios técnicos (arquitectura y urbanismo), así como de análisis de mercado y viabilidad de desarrollos para fondos de inversión y family offices internacionales que no tienen equipo local ni experiencia en España.
Además, dado el background de varios de nuestros socios, también asesoramos en operaciones de compraventa de empresas, también por encima de 10 millones de euros, participando desde la valoración a la búsqueda de financiación, incorporación de socios o joint ventures.
El año 2013 fue muy bueno para el sector inmobiliario y 2014 excepcional. ¿Cuál fue el volumen invertido en el sector inmobiliario en España en este año? ¿Es sostenible el nivel de inversión? ¿Se está acelerando demasiado la inversión?
En 2014, el volumen de inversión en el sector inmobiliario, incluyendo deuda, plataformas bancarias (servicers) y acciones de sociedades inmobiliarias fue de unos 24.300 millones de euros, frente a los 9.000 millones de euros de 2013, según nuestras cifras. Como digo, 2013 supuso el trampolín y 2014 fue excepcional, el despegue, pero 2015 lleva un camino récord. En este primer semestre, si contabilizamos la compra de acciones, ampliaciones de capital y deuda con colateral inmobiliario estamos hablando de un volumen de 13.700 millones de euros y sólo contabilizando activos, incluyendo suelo, hablamos de unos 6.100 millones de euros, cifra que supone más de un 60% que el semestre del año pasado, que estuvo en torno a 2.300 millones de euros. Los precios de venta han tenido un crecimiento vertiginoso y en líneas generales no han ido a la par del crecimiento en rentas y niveles de ocupación, que todavía no presentan buena salud, con excepción de zonas muy concretas en Madrid y Barcelona. Existe exceso de liquidez en el mercado de capital internacional, mucha competencia entre inversores que tienen unos incentivos muy altos y que les lleva a inversiones que en muchos casos no están siguiendo los fundamentales inmobiliarios. En mi opinión esto no es bueno. Tenemos que poner los pies en el suelo y soltar un poco el pie del acelerador. En ese sentido, las elecciones del pasado 24 de mayo han producido en muchos casos ese efecto. La incertidumbre generada en determinados ayuntamientos y comunidades autónomas hace que muchos inversores estén expectantes para tomar ciertas decisiones, especialmente las que están relacionadas con proyectos urbanísticos.