Juan Comas
Después de 25 años en el sector privado dio el salto a la Administración Pública seducida por el reto que suponía aceptar un nuevo trabajo cuya vocación es conseguir el bienestar social de los madrileños. De esta manera comenzó Regina Plañiol de Lacalle en la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, una nueva etapa llena de satisfacción personal y profesional y que según sus augurios no terminará cuando finalice esta legislatura: “El Gobierno de Esperanza Aguirre y por consiguiente la Consejería de Familia y Asuntos Sociales tienen los deberes bien hechos por eso creemos que los madrileños volverán a darnos su confianza en las próximas elecciones”
¿Qué tiene de peculiar esta Consejería con respecto a las otras del Gobierno de la presidenta Aguirre? ¿Es más sensible de cara a la opinión pública por las materias de las que se ocupa?
La principal característica de esta Consejería es que trabajamos con personas y con familias que se encuentran en momentos difíciles, por lo cual es una de las Consejerías más humanas de este Gobierno. Esta Consejería trabaja en las cosas pequeñas y cotidianas, es decir, hace una política con minúsculas, pero quizás es la que más contribuye al bienestar social.
Los ciudadanos deben darse cuenta de lo importante que es que haya una política social que funcione adecuadamente. Es de destacar que el Gobierno de la Comunidad de Madrid dedica ocho de cada diez euros a políticas sociales, fundamentalmente a Sanidad, Educación y Servicios Sociales que, aunque no son las políticas que más suelen aparecer en las portadas de los periódicos, son las que de verdad construyen el bienestar social.
¿Hasta qué punto son importantes las cantidades de dinero que asigna la Comunidad a los Asuntos Sociales?
Esta Consejería tiene un presupuesto de 1.300 millones de euros que supone el cuarto presupuesto más alto de la Comunidad de Madrid. Los recursos de una Consejería como ésta no sólo son dinero, hay que tener en cuenta que también son profesionales, experiencia, investigación, es decir, una serie de “aportaciones” todas ellas destinadas a los servicios sociales. En todas mis experiencias profesionales he tenido la suerte de trabajar con unos profesionales muy valiosos y competentes, pero desde que trabajo en la Consejería no sólo he aprendido a apreciar esa profesionalidad, sino también el alto de nivel de compromiso y motivación de las personas que la conforman, por eso me reafirmo en que no sólo lo importante es el dinero que se invierte en Servicios Sociales, sino también el esfuerzo y el saber hacer de los profesionales que dedican su día a día a mejorar la atención de las personas de la Comunidad de Madrid que se enfrentan a situaciones difíciles.