El Banco Espirito Santo tiene una historia de más de 140 años y se encuentra ya en cuarta generación; dos rasgos que definen su identidad, según nos explica su actual director general para España, Pedro J. Escudero, Ingeniero Industrial en la especialidad de Química por la ETS de la Universidad Politécnica de Madrid y Master en Administración Industrial por la Universidad de Carnegie Mellon. Se une a este hecho una tercera característica, que es su fuerte actividad comercial fuera de Portugal, lugar de donde procede la familia Espirito Santo, ya que un 41% del resultado consolidado del Grupo Banco Espirito Santo se debe a la actividad internacional.
¿Quién y dónde se fundó la entidad?
Somos un Banco con 140 años de historia; una entidad con mentalidad de medio y largo plazo, lo que es un valor diferencial nuestro.
La actividad bancaria de Banco Espirito Santo, tal y como se desarrolla hoy, es el resultado de una evolución fiel a la directriz que postula la adaptación continua de los servicios bancarios a las necesidades del mercado en España y en los países donde venimos operando a lo largo de los años. El fundador, José María do Espirito Santo e Silva, en 1869 empieza a negociar con títulos de crédito y operaciones con divisas a través de su “Casa de Cambio” en Lisboa. La constitución de la sociedad bancaria, continuadora de las actividades de cambio y mediación tuvo lugar en 1884, cuando se configuró el primer equipo de la sociedad Silva, Beirao, Pinto & Cia, que en 1911 se transformó en J.M. Espirito Santo e Silva. Lisboa constituía el centro de la actividad en aquel periodo. La denominación Banco Espirito Santo, que se implanta en 1920, incorpora el apellido de la saga de banqueros que han estado al frente de la entidad a lo largo de toda su historia, hasta alcanzar una posición de liderazgo en Portugal y esto es algo que nos marca, porque hay una familia cuyo apellido figura en las marquesinas de todas nuestras sucursales.