Carmen Peñalva
Las relaciones comerciales y económicas entre Turquía y España cogieron un mayor impulso a principios del nuevo milenio, paralelamente al desarrollo de sus relaciones políticas. El intercambio comercial bilateral se ha quintuplicado desde 2001. En 2015, España se situó en la quinta posición en la lista de países de la UE con los que más negocios realizó Turquía. Asimismo, Turquía es el tercer mercado más grande de España, detrás de los EEUU y Marruecos, fuera de los países de la UE. Las inversiones de las empresas españolas en este país ascendieron a casi 10.000 millones de euros entre 2004 y 2015.
La economía de Turquía, cuyo crecimiento es estable, ofrece posibilidades atractivas para el comercio y las inversiones. Muchas empresas y entidades financieras españolas, como BBVA, Mapfre, OHL y Técnicas Reunidas, han realizado inversiones y ganado concursos en Turquía durante los últimos años.
¿En qué situación se encuentran las relaciones entre Turquía y España en los aspectos políticos, culturales y sociales? ¿Son mejorables?
Nuestras relaciones con España, aliada en la OTAN y una de las mayores defensoras de nuestra adhesión a la UE, poseen un gran arraigo histórico, han alcanzado un nivel muy significativo en todos los campos y continúan creciendo.
Tenemos muchas cosas en común, lo que hace que se acorten las distancias entre Turquía y España. Ambos son países muy importantes situados en ambos confines del Mediterráneo. Debido a su ubicación están afrontando, y lo seguirán haciendo, retos y oportunidades similares.
Nuestras relaciones políticas se encuentran en un nivel excelente. Las relaciones bilaterales avanzan en todas las áreas de manera intensa e inclusiva. Precisamente a partir del inicio del nuevo milenio nuestras relaciones tomaron impulso y se diversificaron. Cuentan con un mecanismo de cumbres intergubernamentales, que se inició en el año 2009, así como las visitas de alto nivel, que han dotado de un nuevo impulso a las relaciones entre ambos países.
El Instituto Cervantes de Estambul cumple una función muy importante en la promoción de la cultura y la lengua española en Turquía. Estamos planeando inaugurar en España un Centro Cultural Yunus Emre, el equivalente turco del Instituto Cervantes, que supondrá un nuevo e importante paso hacia adelante en nuestras relaciones.
En el campo educativo se encuentran también en un buen nivel. Existen relaciones de cooperación entre universidades. Asimismo, gracias al programa Erasmus, un número significativo de estudiantes turcos y españoles estudian en las universidades de ambos países.
¿Considera usted que el reciente acuerdo sobre refugiados entre la UE y Turquía es el menos perjudicial para ambas partes?
A causa de la guerra en Siria se ha generado un gran flujo migratorio desde mediados de 2015. Un gran número de personas empezaron a intentar entrar en Europa ilegalmente a través de diversas rutas, incluida Turquía. En su desesperación, muchos cayeron en manos de traficantes de seres humanos y muchos otros de los que trataron de llegar a Grecia e Italia por vía marítima han muerto ahogados en el mar. El punto de partida del Acuerdo firmado entre Turquía y la UE consistía en frenar el flujo ilegal de refugiados en el Egeo y, lo que es más importante, detener las muertes en el mar. Esta ruta ha sido ya abandonada debido a que se sabe que los refugiados que lleguen a Grecia serán devueltos a Turquía, destruyéndose así el modelo de trabajo de los traficantes y cesando las muertes en el Egeo. En otras palabras, este Acuerdo ha producido resultados positivos. Sin embargo, su éxito depende de que ambas partes firmantes cumplan con sus obligaciones. Turquía ha cumplido con ellas y lo sigue haciendo. Desafortunadamente, no podemos decir lo mismo de la UE. Por ejemplo, Turquía, que acoge a 3 millones de refugiados sirios con sus propios medios, actualmente sólo ha recibido 250 millones de euros de los 3+3 mil millones de euros prometidos por la UE. No obstante, hasta hoy Turquía ha gastado 25.000 millones de dólares de su propio presupuesto en los refugiados sirios. Además, todavía no se ha llevado a la práctica el compromiso sobre la exención de visado para los ciudadanos turcos. Lo que esperamos de la UE es que cumpla con sus compromisos derivados del acuerdo.
¿A qué cree se debe el recelo de algunos países de la UE a que su país forme parte de la Unión?
Desafortunadamente, algunos países no evalúan a Turquía utilizando criterios objetivos, sino que lo hacen según sus relaciones bilaterales y las motivaciones derivadas de su política interior.
Turquía, tanto geográfica, como histórica, económica y socialmente es parte de Europa. Ha cumplido con todos los criterios de candidatura y tras obtener el estatus de país candidato, inició las negociaciones de adhesión plena a la Unión Europea en 2005. A pesar de ello, desde entonces no se han producido avances al nivel necesario. La responsable de esta situación no es Turquía, que está preparada en todos los sentidos para convertirse en miembro pleno. Algunos países utilizan a la UE como baza y rehén en sus relaciones bilaterales con Turquía.