La profesión de analista financiero está vinculada tradicionalmente al mundo anglosajón. En España tiene una corta (casi 50 años) pero muy fructífera trayectoria. Que esto sea así se debe, entre otras instituciones, al Instituto Español de Analistas Financieros, fundado en 1965 y presidido por Juan Carlos Ureta. Con 1.500 miembros, aglutina a los profesionales relacionados con el ámbito financiero español, a los que representa tanto en nuestro país como en las asociaciones internacionales. Además, cuenta con la Fundación de Estudios Financieros que tiene la importante labor de realizar estudios anuales sobre factores clave de la economía española, como el ahorro, el sector bancario y de las cajas, y de organizar cursos que otorgan Certificaciones reconocidas internacionalmente.
¿Qué papel tiene el IEAF en el mundo financiero?
En España es quien certifica no solamente el título español de Analista Financiero, sino también el de Analista Financiero Internacional que avala la Federación Internacional de Analistas Financieros. Además, realiza anualmente una serie de trabajos y estudios que son muy importantes y han tenido diversos reconocimientos de la Comisión Europea.
El Instituto y la Fundación han conseguido, a lo largo de sus años de trabajo, crear un elevado nivel académico desde la Fundación y, por otro lado, aglutinar a los analistas financieros españoles y representarlos en la Federación Internacional (EFFAS) y Europea. Representamos a los analistas financieros ante organismos, instituciones o asociaciones, ya sean de ámbito nacional o internacional y agrupamos a los especialistas del sector. Con ello, y a través de vínculos asociativos, profesionales e intelectuales constituimos un foro profesional de intercambio de información y experiencia, tanto en el ámbito nacional como internacional.
¿Cuáles han sido los principales hitos del Instituto desde su fundación en 1965?
El primero, fomentar en España la profesión de analista financiero, contribuir a crearla y vincularla a todas las asociaciones internacionales. España era hasta hace 40/50 años un país con escaso desarrollo del análisis financiero, más tradicional en el mundo anglosajón.
La creación de la Escuela de Formación del Instituto es otro hito que ha ido ganando peso, al punto de que actualmente las reuniones anuales de la Federación Europea se celebran ya en España desde hace tres años. Brinda su apoyo y acoge este importante evento el Banco Santander en la ciudad de Boadilla.
Otro fue la creación de la Fundación, hace ahora 19 años, por uno de los grandes presidentes del Instituto, César Alierta, que sigue siendo alma mater y entiende que hace falta dar un tratamiento académico y conceptual a los grandes temas de España, entre ellos el sistema financiero español.
En la Fundación se hacen seis estudios anuales y otros trabajos más breves. Algunos de ellos particularmente apreciados como el “Observatorio de Mercados Europeos” y el “Observatorio de Buen Gobierno Corporativo”. Otros estudios se eligen cada año. Se han hecho algunos muy importantes, como el de Cajas de Ahorros, hace dos años, que de alguna manera anticipó todo lo que está ocurriendo ahora; el del sector asegurador, o el del sistema bancario.
Este año abordamos un estudio, muy relevante, sobre la evolución del ahorro familiar en la economía española, en un momento en el cual uno de los grandes problemas es la necesidad de acudir al ahorro externo de otros países. Es esencial ver cómo esa carencia de ahorro se puede subsanar.
¿Qué problemas tiene la profesión en la actual coyuntura económica?
La profesión de analista financiero está sometida a problemas de fondo, como toda la sociedad. Lo primero de todo y no hay que olvidarlo, es que la propia crisis es una crisis financiera: tiene origen en el mundo financiero y tendrá su solución en el mundo financiero. Ha puesto en cuestión la función, el papel, el rol del analista financiero que en algunos momentos ha llegado a tener un cierto descrédito, en el sentido de no transmitir bien cuál es su valor, su utilidad y su función, dado el componente financiero de la crisis.
Tenemos que ser conscientes que en el mundo financiero ha habido un momento en el que se han cambiado las prioridades; parecía que lo financiero era lo principal y lo económico, lo secundario. Volvemos a algo bastante obvio y es que lo financiero está al servicio de la economía real. Una de las labores que tenemos en el Instituto es tratar de hacer que sea realidad en la práctica y poder comunicar y demostrar que el analista financiero aporta valor a la sociedad y al desarrollo de la economía. Y eso, en una economía como la actual en que, nos guste o no, y creo que sí nos gusta, lo financiero tiene una importancia grande y parte del progreso de la economía se ha debido a su desarrollo. Nuestra función es continuar demostrando que realmente el analista financiero es una figura que cumple una función relevante y positiva para la economía real.
¿Desde cuándo forman parte de la EFFAS, la asociación europea?
Nosotros formamos parte desde su constitución. Es una muestra más de que lo financiero tiene un carácter global y europeo. Todas las preocupaciones que los españoles tenemos como analistas financieros las tiene cualquier otro analista europeo. Una de las grandes ventajas que queremos potenciar desde el IEAF es esa red que nos confiere nuestra pertenencia a la EFFAS, que es una red muy positiva para las empresas españolas que quieran comunicarse con el mundo de los analistas e inversores europeos. Ese es uno de los retos pendientes.
Fuimos socios fundadores en un movimiento anterior al desarrollo de la Comunidad Europea y muy lógico porque los problemas eran comunes.
¿Qué receta daría para curar a la enferma economía española?
La economía española tiene dos grandes retos. El más inmediato es la financiación. Estamos pagando algo que en su día fue positivo: la entrada en el euro nos permitió acceder a una financiación barata y abundante en la Comunidad Europea. Pero esa posibilidad se sobreutilizó y hoy tenemos una economía, en el sector público y sobre todo en el privado, enormemente endeudada, con el problema de que hay que refinanciar vencimientos en mercados internacionales en un momento en el cual la confianza internacional en nuestra economía ha disminuido, en un contexto de crisis financiera global. La posición que ha adoptado el Banco Central Europeo y otros mecanismos nos están ayudando.
El ahorro doméstico y la inversión deben equilibrarse. España ha sido un país tradicionalmente dependiente para su crecimiento y desarrollo de la inversión internacional y tenemos que conseguir serlo menos.
Hay otro reto a medio plazo: volver a hacer competitiva la economía. Es un reto complicado en una economía como la española en la que ya no disponemos de la solución de la devaluación. Tenemos que ser muy conscientes de que la ganancia de competitividad sólo se puede conseguir por ajustes en la economía real. Y eso a veces significa, como ahora, ajustes que tocan a las rentas salariales y de otro tipo y también los procesos de reubicación del empleo, que son muy complicados. Este problema va unido al anterior: cuando tengamos mayor competitividad exportaremos más y en la medida que lo hagamos más, generaremos más ahorro.
De esta situación la economía española puede salir. Los ajustes o los cambios estructurales son situaciones que, a la hora de la verdad, son necesarios, pero no deben ser tan traumáticos. Basta con entender bien que se trata simplemente de bajar el listón de expectativas que hemos tenido y hacérselo comprender así a la sociedad española.
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