Las personas son el capital más importante que pueden tener las empresas y formarlas es una de las tareas más complicadas. La Universidad San Jorge, de reciente creación en Zaragoza, se encarga, desde una óptica de valores cristianos y enfocada en la calidad y en el potencial de las personas, en dar la mejor formación universitaria posible, siempre con una gran vinculación con el mundo empresarial. En sólo cinco años de vida, tienen más de 1.000 alumnos, un número que va creciendo, así como las becas de las que disfrutan algunos de ellos. José Enrique Ocejo, presidente del Patronato, nos cuenta cómo la atención personalizada a través de tutorías y los valores que impregnan toda la institución son dos de los pilares básicos de esta jovencísima universidad aragonesa que aspira a formar, ante todo, a grandes personas.
¿Cuál es su visión y valores fundamentales?
Es volver a la acción personalizada a los alumnos. Todos tienen sus tutores en las materias que estudian y luego hay un plan tutorial en toda la Universidad que atiende a grupos reducidos, para que la acción sea más completa y el estudiante se sienta muy integrado con el tutor y de esa manera se favorece la calidad con la cercanía entre tutor y alumno. Una de las cosas que se están perdiendo con el tema de la informática es el contacto con la persona, el diálogo.