Jorge Moragas es el guardián de las esencias marianistas. Diplomático, 42 años, dos hijas, barcelonés de nacimiento circunscripción por la que es diputado, siete años en la presidencia del Gobierno con dos presidentes (Felipe González y José María Aznar) es quizá la mejor representación de la nueva generación de dirigentes que se ha incorporado al Partido Popular siguiendo la estela de la renovación impuesta por Mariano Rajoy.
¿Cómo se ve España en estos momentos desde la planta séptima de Génova 13?
Se mire por donde se quiera, la situación del país es crítica. Estamos al borde del abismo donde el principal problema, además de otros, es situarnos en un estancamiento sostenido en el tiempo que conlleve más paro, más pobreza y más miseria, además de la destrucción de algo esencial: las clases medias.
Se parchea por doquier por parte del presidente Rodríguez Zapatero en lugar de acometer las grandes reformas estructurales que nos hagan más competitivos y permitan la creación de empleo.
Todo esto, está muy bien señor Moragas, pero a veces la gente normal se pregunta por qué habría que votar al PP.
Fundamentalmente porque representamos el CAMBIO que España necesita. Esto es algo que se percibe por doquier, en cualquier parte del país al que acudes.
Mire, el nuevo gobierno del PP, si los ciudadanos nos otorgan su confianza, se basa en algo sencillo, gobernará y legislará con la prioridad nacional de relanzar la economía, sacar a España de la crisis. Pero, ojo, tendrán que ser los empresarios, los emprendedores, los pequeños y medianos empresarios y los trabajadores autónomos los que empujados desde el poder político realicen esta decisiva e inaplazable tarea. No hay otra manera. Nosotros lo tenemos muy claro.
Porque ha llegado el momento de otorgar a éstos la confianza, liberarles de las barreras que les oprimen para crear empleo y montar nuevas empresas y proyectos empresariales. Nosotros les acompañaremos en ese esfuerzo. Ésta es la clave a nuestro entender.
Todo esto supone un cambio radical de mentalidad en relación con el gobierno socialista. Y a partir de ahí tenemos que ser optimistas porque España tiene solución. Sin duda. Desde luego, hay que darle una vuelta de calcetín al tejido productivo español. Esto lo sabe todo el mundo menos el señor Zapatero.