Diego Roves
La historia de Northgate comienza en Gran Bretaña, pero pronto pone sus miras en el mercado español como apuesta por la expansión. Tras dedicarse casi de lleno al sector de la construcción, a finales de la década del 2000 esta empresa decide abrir su negocio a otros muchos segmentos para batallar la crisis, consiguiendo un caso de éxito digno de estudio. Northgate ofrece servicios de “renting” a todo tipo de empresas, independientemente de su tamaño, permitiendo una flexibilidad en el mismo, un hecho que queda avalado por las perspectivas de futuro de la empresa que, por lo que cuenta en esta entrevista su consejero delegado, Fernando Cogollos, cerrará su actual ejercicio con cifras de crecimiento.
Ustedes son pioneros, especialistas en renting flexible. ¿Cuáles son las diferencias y las ventajas con respecto al tradicional?
El renting tradicional es un acuerdo entre dos partes, un contrato cerrado y vinculante en el plazo.
Sin embargo, desde esta perspectiva, se plantea una situación potencial, que es la interrupción del contrato ante la no necesidad de un vehículo, la baja de actividad o la necesidad de cambio del vehículo bajo cualquier circunstancia. Esto es algo que se viene produciendo frecuentemente en un momento de coyuntura económica como la actual. Y el renting flexible permite liquidar ese contrato sin penalizaciones.
Son vehículos vinculados a la evolución de la actividad empresarial, que está sujeta a evoluciones e incertidumbres: se paga exactamente lo que se usa. Y, además, se incluye la sustitución del vehículo por uno igual con las mismas características que el original, el seguro a todo riesgo, las reparaciones y el mantenimiento.