En 1976 la industria relojera se encontraba inmersa en una gran crisis, por lo que Raymond Weil, patriarca de la saga familiar, se propuso llevar a cabo lo que él pensaba que debía ser esta industria, creando piezas de lujo y excelencia a un precio inigualable y así puso los pilares sobre los que edificó la marca, siendo muy elogiadas por todas aquellas personas que componían este sector, lo que hizo crecer su fama por todo el país helvético y más adelante por toda Europa y el resto del mundo.
Después de estos primeros años, la empresa tuvo un gran desarrollo, y esto motivó que el aumento de competitividad se convirtiera en una prioridad, para lo cual en 1982 Raymond Weil incorporó a su yerno, Olivier Bernheim, a la firma, transformándose después en una empresa familiar.
Durante los primeros años la dedicación de Olivier se centró en dos aspectos. En primer lugar, se encargó de la modernización de la estructura y la organización, mientras que después se hizo cargo de los departamentos de comunicación y marketing.
La llegada de Bernheim fue un revulsivo con el fin de fortalecer la identidad de la firma y en 1996 se le nombró presidente y director ejecutivo. En la actualidad, la marca ha conseguido estar presente en más de 90 países y establecerse en 3.000 boutiques exclusivas.
El etiquetado Swiss made, aparte de ser un sello de garantía contrastada, supone el respaldo a los conocimientos y habilidades adquiridos durante siglos para desarrollar tanto los materiales como la minuciosa artesanía en todas las etapas de producción y ensamblaje. Esta ejecución de la elaboración se ha extendido hasta nuestros días, siendo una de sus prioridades y su orientación hacia el futuro. Para lograrlo, desde su nacimiento ha sido clave la constante actualización de la formación técnica y los equipos, permitiendo, en la actualidad, el diseño asistido por ordenador y la creación de nuevos productos a través de métodos visionarios.
Un reloj de alta calidad se distingue, además de por su belleza, por su alta calidad, cuyas proporciones tienen que ver con su técnica y la precisión mecánica que tienen sus creaciones, buscando la excelencia en todo su conjunto desde su concepción hasta el montaje, lo que le permite ser diferente y confirma el buen hacer de sus trabajadores con un control exhaustivo, llegando hasta 350 revisiones antes de recibir la etiqueta de calidad de la firma, siguiendo una máxima que exige la casa.
El Calibre RW 1212 está concebido como “un tributo al presente y un símbolo del futuro” y sus dígitos corresponden a su dirección en Ginebra y son el símbolo del camino recorrido con el que siempre han querido que se perciba la libertad de su espíritu.
Una de las mayores aficiones de la familia Weil es la música, lo que ha influido en el nombre dado a sus colecciones, que hizo ya en el año 1983 se bautizara a una de ellas con el nombre de Amadeus, como homenaje al gran compositor austríaco Mozart, continuando desde entonces y convirtiéndolo en estrategia de marketing para todas sus creaciones.
El carácter familiar de Raymond Weil continúa vigente en la empresa, siendo una de sus piedras angulares, como lo demuestra la incorporación en el año 2006 del hijo de Bernheim, Elie, que, aunque se graduó en la Escuela de Hostelería de Lausanne, comenzó su carrera profesional en la compañía, respetando el legado que se le confió y que ha sido el éxito de la firma durante su historia.
El nieto de Weil está demostrando sus conocimientos como experto en relojería, marketing y gestión empresarial y se ha encargado de demostrar la mejora en la estrategia global, así como su desarrollo y ofrece, además de su visión joven junto con sus valores tradicionales, una nueva manera de establecer contacto con los clientes. Desde el año 2014 es el director general de la compañía, cargo en el que ha sucedido a su padre, y también se ocupa de la gestión de la imagen corporativa, la comunicación y las redes sociales.
El interés por sus relojes ha contribuido a su expansión mundial, donde cada detalle cuenta. El diseño de sus boutiques fue concebido por el arquitecto y decorador de la marca, en una sintonía total con el universo surgido en la ciudad de Ginebra y que evoca la excelencia, la tradición creativa y la pasión por la música y las artes. Su red internacional sigue trabajando desde el lugar más prestigioso de los relojeros suizos para ampliar su impacto y consolidarse en los mercados más prometedores.
Raymond Weil,
fundador de la empresa que lleva su nombre.
Elie Bernheim,
director de la compañía y nieto del fundador.