Diego Roves
‘Una Caja con Alma’ es el lema con el que esta entidad bancaria se ha presentado durante los últimos dos años ante la población turolense. Un alma que se ha demostrado durante toda su trayectoria, y especialmente cuando en 2017 se han cumplido 25 años del momento más intenso de su historia. Un intento de fusión no exento de polémica, que motivó a los socios de esta sociedad cooperativa a alzar su voz durante una complicada asamblea en la que finalmente se decidió que la Caja Rural de Teruel mantendría su esencia y su identidad. Un punto de inflexión que reafirmó los pasos dados desde aquel enero de 1920 en que esta aventura comenzaba y que ha permitido que, a día de hoy, la Caja Rural de Teruel se alce como la segunda entidad de la provincia, tanto en volumen de negocio como en cuota de mercado y en número de oficinas.
La Caja Rural de Teruel continuaría con su esencia propia según la decisión de la asamblea. Comenzaría desde aquel momento una nueva era para la Caja Rural de Teruel Con un sector de la cooperativa totalmente enfrentado a la idea de que siguieran dirigiendo la entidad aquellos que no creían en su futuro y que había estado a punto de activar la operación de fusión, José Antonio Pérez Cebrián cambia su Jefatura de Negocio por la Dirección General de la sociedad. Comienza entonces a gestarse un Plan Estratégico que levantaría una entidad basada en dos términos clave: principios y valores. El proyecto liderado por Pérez Cebrián buscaba que la Caja se volcara sobre las personas por encima de los números. Se perseguía escuchar a los clientes, la atención personalizada, estar al pie de cada problema.
Muestra de ello es la expansión de oficinas de su red, desde 21 en aquel 1992 hasta las 74 actuales.
La Caja Rural de Teruel ha pasado a ser una entidad marcada por la cercanía con su gente, y ya ha alcanzado los 23.000 socios. Se ha apostado por el talento regional, especialmente el juvenil, generando empleo y pasando de 70 a 200 trabajadores. El director general, José Antonio Pérez Cebrián, responde a nuestras preguntas:
¿Qué balance hace de los últimos 25 años de la entidad y cuáles han sido los principales hitos en este tiempo?
El balance ha sido muy positivo, la Caja ha multiplicado por 15 su balance, ha triplicado oficinas y empleos y ha sido muy útil a la sociedad turolense.
¿Qué papel han jugado en esta evolución los empleados y directivos de Caja Rural de Teruel?
Los empleados de la Caja han sido el alma, ya que desde la interiorización de una cultura empresarial de apoyo a la provincia y a todos los sectores y asociaciones, han estado muy cercanos a las necesidades de clientes y sectores.
¿Cómo percibe el futuro inmediato de la entidad?
Tras pasar 9 años muy complicados de crisis económica que hemos venido superando, esperamos cumplir nuestros 100 años de vida en 2020 y seguir siendo útiles para nuestros socios y clientes, a la par que para los empleados siga siendo “un gran lugar donde trabajar”.
La pertenencia a la Asociación de Cajas Rurales “Grupo Rural” posibilita superar la exhaustiva normativa bancaria que ha sobrevenido en los últimos años y la que queda por venir. En especial, nos da fortalezas para poder cumplir las normativas de solvencia, liquidez y contable.
Con la desaparición de la inmensa mayoría de cajas de ahorros, el cierre de oficinas de los bancos fusionados y la destrucción de empleo, las Cajas Rurales hemos sido capaces en estos 8 últimos años de crecer en cuotas de mercado de depósitos y créditos, y todo hace pensar que es una tendencia que va a continuar.
Las Cajas Rurales tienen un gran futuro por delante.