Pilar Ferrer
Es un auténtico “pata negra” del partido. Primero, en Alianza Popular, a dónde llegó por su formación profesional como Abogado del Estado y, después, concejal en el Ayuntamiento de Toledo. Corría el año setenta y nueve, y su nombre era ya un referente en aquel tiempo, convulso para la derecha española. Arturo García-Tizón fue un pilar fundamental en una etapa muy difícil, a caballo entre Manuel Fraga y Antonio Hernández-Mancha. Su capacidad cómo jurista le hizo presidente del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso y diputado en tres Legislaturas consecutivas Es de los pocos que sobrevivió a la “vieja guardia” con la refundación de José María Aznar y, ahora, en la muy floreciente de Mariano Rajoy. Pero, sobre todo, en Castilla-La Mancha, donde tras el triunfo histórico de María Dolores de Cospedal, es presidente de la Diputación de Toledo. Un órgano, las Diputaciones, que entiende como esenciales, vertebradoras de la Administración del Estado. Ayudar a los pequeños municipios, con su enorme deuda, incentivar planes económicos, y fomento de los productos autóctonos, con la creación de la Marca “Toledo Excelencia”, son los grandes retos de un hombre muy apegado a su tierra, plagada de historia, cultura, turismo y riqueza ecológica. Preside, además, la Comisión Constitucional del Congreso, matriz de las grandes leyes donde reside la soberanía nacional.
¿En qué situación se ha encontrado las finanzas de la Institución al hacerse cargo de ella?
Manifiestamente mejorables, porque me hubiera gustado encontrarme una Diputación menos endeudada, ya que estamos cerca de los 120 millones de euros, frente a la de 60 millones de los anteriores gobiernos del P.P. Por lo tanto, la situación que hemos encontrado no es como para tirar cohetes.
No obstante, estamos haciendo un esfuerzo importante para, al mismo tiempo que saneamos las cuentas públicas en la Diputación provincial, hemos conseguido inyectar una ayuda adicional a los municipios de la provincia de 18 millones de euros en el poco tiempo que llevamos gobernando la institución, una ayuda que vamos a intentar duplicar en este año. Esa es ahora la principal obsesión de la Diputación, que los pueblos salgan adelante de la situación tan mala en la que se encuentran, por la culpa de Barreda y Zapatero que les dejaron sin pagar unas cantidades inasumibles para estos municipios.