José Miguel Sánchez
Profesor IE Business. Coach con más de 3.000 horas de coaching ejecutivo.
canción que hacía de entradilla de unos famosos dibujos animados llamados Phineas
y Ferb. En ella, la primera estrofa decía, “Más o menos, 100 días hay de
vacaciones y llegan las clases de nuevo”.
que hemos vivido como nación. Con miles de muertos, cientos de miles de trabajadores
dejándose literalmente la piel por sus compatriotas y millones asistiendo
atónitos a lo que estábamos viviendo sin realmente tener claro qué era lo que
estaba pasando. Y, ahora ¿qué? ¿Cómo vamos a conseguir, como sociedad y como
empresas, volver a las “clases” de nuevo?
nueva normalidad, pero para adaptarnos a ella, primero hemos de entender qué es
lo que hemos vivido.
aunque para algunos han sido una especie de vacaciones, la mayoría lo han
vivido desde un estrés continuo, porque tenían que aprender a trabajar y
utilizar una tecnología que, aunque ya estaba con nosotros, realmente no
estábamos muy duchos en ella. Ahora viene el después; la distancia social, el
acostumbrarnos a llevar la mascarilla siempre con nosotros, el miedo a los
rebrotes y a las consecuencias económicas de tener un país casi parado durante
más de 3 meses. Es decir, a una incertidumbre mayor de la que estábamos
acostumbrados y que nos dirige hacia una etapa de cambio de paradigma.
pasado por una serie de emociones, que en las organizaciones debemos
asegurarnos que nuestros colaboradores han gestionado bien y no se han quedado
anclados a ninguna de ellas.
Comenzó con los rumores de que algo grave venía desde Oriente y, aunque todavía
no había pasado, comenzábamos a estar alerta y preocupados por cómo nos
afectaría.
cuenta de que esto iba en serio, que cada día morían cientos de personas y que
le podía tocar a alguien cercano o incluso a nosotros mismos.
tenido hasta ese momento era lo bueno, porque era lo habitual para nosotros.
Sin embargo, algo tan intangible como un virus nos lo estaba quitando delante
de nuestros ojos. Sentíamos que lo que venía, iba a ser peor que lo que
teníamos.
dudas de si lo que estábamos haciendo, el confinamiento, funcionaría puesto que
todo el país estaba parado y la economía sufriría significativamente, como así
está ocurriendo. Era el momento de probar cosas nuevas, como el teletrabajo,
las reuniones online y una
conciliación, como poco extraña.
Entendimos que ya no había marcha atrás y que lo nuevo era lo definitivo,
al menos durante un tiempo. A menudo, echábamos de menos cómo éramos antes y
eso llevaba asociado el riesgo, para muchas personas, de quedarse ancladas a
ese momento. Es decir, a esa emoción que nos impide avanzar porque nos ata a un
pasado que no volverá, al menos igual a como lo conocimos.
muchos es el entusiasmo. La nueva realidad ha llegado y viene para
quedarse durante un tiempo. Por ello, hemos de abrirnos al cambio y aprovechar
las habilidades, recursos o condiciones que la nueva situación nos ha
proporcionado. Es el momento de ver lo positivo y disfrutar de este proceso de
descubrimiento en el que nos hallamos.
debemos dirigir nuestros esfuerzos es la confianza. Todavía no hemos
llegado a ella y nos llevará tiempo conseguir esa integración entre lo que nos
gustaba y nos hacía bien de la antigua realidad y lo que hemos aprendido y nos
sirve de la nueva normalidad.
la sociedad, será clave que sigamos unas sencillas, pero poco habituales
directrices:
nuestro el cambio.
que otros también se unan lo antes posible a esta situación.
que lo nuevo también será bueno.
mejor eligiendo y tomando decisiones con coraje para crear nuevas
posibilidades.
resiliente que nos muestre que somos capaces de superar la adversidad.
nuestros pensamientos y emociones para que la negatividad, la tristeza o la ira
no se apoderen de nosotros.
aquellos que ya lo están haciendo bien para aprender de ellos y tratar de
incorporar algunas de sus habilidades o recursos.
avanzando en el camino de autoconocimiento y mejora que muchos han comenzado
durante el confinamiento, tanto en lo psicológico como en lo físico a través
del deporte.
familia o en los amigos cuando estemos un poco más flojos de ánimo.
algunas personas, igual que cuando desconocemos algo llamamos al experto en esa
área, si la gestión psicológica de esta nueva normalidad nos supera, busquemos apoyo
en los expertos de la salud mental para salir más fuertes y con más recursos de
esta crisis sanitaria y económica en la que nos encontramos.
las “clases” comienza. De cada uno de nosotros depende que demos lo mejor para
sacar el máximo provecho a esta nueva realidad.