José Miguel Sánchez
Psicólogo motivacional, experto en empresa y deporte. Profesor IE Business. Coach ejecutivo y autor de los libros “El viaje del líder”, “La experiencia de resetearse” y “Poderoso como un niño”.
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Si comenzara esta tribuna diciendo que para aprovechar el verano necesitas descansar, dedicarte tiempo a ti mismo y llevar una vida más contemplativa y relajada, te sonaría a obviedad, a algo que ya has leído demasiadas veces. Por eso me gustaría enfocarla desde un punto de vista diferente.
Estarás conmigo en que es importante volver de las vacaciones reseteado, con ganas de dar lo mejor de ti y de trabajar con el mismo compromiso y pasión que has tenido durante el año. Para conseguirlo, más allá de lo obvio, hay una serie de cosas que puedes hacer en esta época estival, que te ayudarán a recargar las pilas.
Lo primero es tener claro que resetearse no es ciencia ficción, sino algo al alcance de cualquiera y que consiste en volver a explorar lugares donde ya estuvimos y que se mantienen guardados en nuestro cerebro, esperando a ser de nuevo estimulados para hacernos otra vez poderosos como cuando éramos niños y vivíamos la vida disfrutando de cada momento.
Resetearse, por tanto, no implica que te quedes en una zona cómoda que, aunque conocida, es bastante dañina. Quedarte ahí conlleva poner en riesgo el seguir creciendo como ser humano, porque estarás repitiendo conductas que aunque hayan funcionado anteriormente, ahora ya no te sirven.
En el entorno en el que nos encontramos actualmente, mantenerte en esa zona ya no te es útil. Es más, se puede convertir en un coste que acabes pagando y que te obligue a cambiar cuando ya la situación te haya superado y tengas que proponerte nuevos objetivos desde la obligación y no desde la voluntariedad.
Por eso es importante que venzas a las resistencias emocionales que te llevan a decirte “siempre lo he hecho de esta forma”. La mejor manera de llevarlo a cabo es poniéndote en marcha. Es decir, realizando acciones diferentes que vayan creando nuevos hábitos, que puedas utilizar también después del verano. Si repites esas acciones acabarás reseteando circuitos neuronales que te colocarán en una nueva y beneficiosa forma de mirar el mundo y que podrás usar cada vez que la necesites.
Por eso es tan relevante que comiences a transitar fuera de esa zona cómoda durante la época estival para adquirir esos hábitos en un momento asociado con tener más tiempo y estar relajado. Te propongo algunas de las cosas que puedes hacer para recargarte y llegar más fuerte en septiembre.
Aprende con rapidez lo nuevo que pruebes durante estos meses. Utiliza tu creatividad y comete errores que te lleven a nuevos aprendizajes. Cada vez que pruebas algo nuevo, se abre una ventana que no sabes a dónde te llevará, pero, a la misma vez, comienzas a generar nuevos recursos que te permitirán seguir avanzando en tu crecimiento personal porque te estarás enfrentando a situaciones que no habías vivido antes.
Cada vez que te enfrentas a algo nuevo ganas. Si consigues el objetivo, la satisfacción va asociada a dicha consecución, pero incluso cuando no lo alcanzas, el aprendizaje que puedes obtener te sirve para seguir creciendo como ser humano.
Hoy en día no es tan importante lo que sabemos, sino cuánto nuevo somos capaces de aprender y en qué plazo de tiempo. Para ello, utiliza la curiosidad como arma definitiva para liberar tu potencial ilimitado.
Conecta también con los demás, teniendo muchos momentos de interacción donde vivas experiencias y disfrutes de la compañía de otras personas. Si además eres solidario, generarás un sentimiento de agradecimiento a tu alrededor que te hará mejor.
Muéstrate con confianza en lo que haces y comunícate influyendo positivamente en los otros, utilizando una habilidad que todos tenemos y que es la clave del éxito en las relaciones, la empatía.
Huye del lenguaje víctima y no tengas miedo a asumir riesgos durante el verano. Cuando estás convencido de que puedes conseguir algo y decides ir a por ello de verdad, es más fácil que lo acabes logrando. Esta actitud es clave para resetearse y recargar tus baterías para lo que venga en septiembre.
Las limitaciones, los miedos, las resistencias aparecerán, pero la manera de vencerlas es la determinación y la repetición de nuevos comportamientos. Aparca los miedos que hayan aparecido durante el año, olvida tus inseguridades y vive cada una de las situaciones a las que te enfrentes desde la experiencia y no desde la anticipación dubitativa. En definitiva, aprovecha el verano para mirar a la vida con los ojos curiosos del niño que fuiste y disfruta cada momento y cada situación que vivas.
Finalmente, celebra cada momento de disfrute que tengas durante estos meses y grábalo en tu memoria para traerlo de nuevo al presente, cada vez que lo necesites.