Rosa Allegue
año pasado por estas fechas asistía como ponente a un congreso de retail con más de mil asistentes donde
se trataban todas las novedades que nos estaban llegando al sector. Había hasta
una máquina del tiempo para predecir lo que pasaría en 2021. En los pasillos se
respiraba alegría, se comentaba el buen momento que atravesábamos y es que el
sector parecía comenzar a pasar página dejando atrás, por fin, la crisis de
2008.
un año después, resulta que la máquina del tiempo no contemplaba la crisis de
la COVID-19 y los retailers no
estamos centrados en las novedades tecnológicas que tanto interés generaban
hace tan solo unos meses, sino que estamos reviviendo un déjà vu con las sensaciones de preocupación e impotencia que
sentimos a finales del año 2007 cuando veíamos que se avecinaba una debacle
importante. Y no, no éramos hipocondríacos, eran sensaciones fundadas, el
sector estaba enfermo, y prueba de ello es que en sólo seis meses cerraron en
España 11.000 empresas y en cuatro años más de 200.000, muchas de ellas de retail. Se perdieron miles de puestos de
trabajo y al sector le costó varios años recuperarse. Yo asistí por aquel
entonces con mucha tristeza al cierre de muchas zapaterías de tercera
generación que decidían echar el cierre ante la imposibilidad de soportar la
carga financiera que provocaba el parón del consumo.
fantasma de la pasada crisis económica sobrevuela nuestros días. La agenda
crediticia S&P ya pronostica una bajada del PIB en nuestro país de casi un
9% y cada dos o tres semanas retoca sus previsiones, por desgracia cada vez a
peor. Esta caída del PIB se va a ver reflejada en el retail. Las ventas de calzado en España se realizan a través de
cadenas en más de un 30%, muchas de ellas multinacionales, las ventas on line no paran de crecer pero aún
siguen siendo muy residuales, el 20% de las ventas se materializa a través de
tiendas tradicionales que suelen ser negocios familiares, microempresas
regentadas por autónomos y con apenas empleados. Estas últimas son las empresas
más vulnerables, especialmente si no disponen del local en propiedad, porque
los alquileres ya les asfixian en condiciones normales y en momentos de crisis
suponen la estocada fatal.
nos espera entonces en los próximos meses en un contexto de caída brusca del
PIB en un sector que ya arrastraba caída de precios y cambios tecnológicos?
un reciente informe de EY, en colaboración con Boston Consulting Group, el impacto
de la pandemia pone en riesgo un tercio del empleo y hasta el 40% de los
ingresos del sector de la moda, un impacto que podemos hacer extensivo al
sector del calzado.
el confinamiento ha hecho que la campaña primavera-verano de este año esté casi
perdida. Cuando las tiendas puedan reabrir se encontrarán con un stock muy elevado a punto de comenzar el
período de rebajas y con unos consumidores muy tocados por todos los despidos y
ERTE’s realizados y, por tanto, en un periodo de gran incertidumbre, reticentes
a gastar su dinero en bienes que no son de primera necesidad. Para los retailers se avecina un período de
descuentos, para hacer atractiva la venta y por ende de bajada de márgenes para
liquidar todo el stock sobrante.
empresas, grandes y pequeñas, se encontrarán con una necesidad de liquidez y
aquí es donde el factor confianza será clave para la recuperación del sector. Y
la confianza no es algo que se pueda improvisar, requiere de un cuidado
continuo que lleva su tiempo. Si en los años pasados no se sentaron las bases
de la confianza, difícilmente se conseguirán ahora en medio de una tormenta
perfecta. El trato personal se torna hoy fundamental, mucho más que un contrato
y todas las cláusulas legales que estamos escuchando estos días. Todos estamos
algo hartos de leer sobre la “rebus sic
stantibus”, ¿verdad? Los contratos están bien en el corto plazo, pero sólo
bajo una premisa de confianza y contando con un sentimiento de comunidad donde
la flexibilidad y empatía sirva para ayudarnos unos a otros podremos seguir
adelante a largo plazo. Y como en cualquier negociación, ambas partes tendrán
que ceder en algo para llegar a un buen pacto.
eso será necesaria la confianza de los arrendadores de los locales comerciales
en sus inquilinos, otorgándoles exoneración de renta o flexibilidad en los
pagos para los alquileres de tiendas cerradas al público. Si no hay ingresos
difícilmente se podrá hacer frente a los pagos y creo que eso es algo fácil de
entender para todos.
de las compañías aseguradoras de crédito, para que no vuelva a suceder como en
el año 2007 cuando se bajaron las coberturas de riesgo de forma masiva. Es
importante que los mayoristas puedan conceder prórrogas facultativas a los
minoristas para evitar declaraciones masivas de impagados que impidan la
recuperación de relaciones comerciales a largo plazo.
de empleadores en sus empleados y de empleados en sus empleadores. Estamos
todos en el mismo barco, habrá muchas bajas, pero intentemos minimizarlas en la
medida de lo posible.
entre todos los socios comerciales, proveedores y clientes, apoyándose unos a
otros negociando condiciones de pago para limitar las tensiones de tesorería.
por supuesto, confianza del propio consumidor en su tendero de toda la vida, en
su marca preferida, que ha sabido atenderle de forma personalizada durante
estos últimos años.
avecinan momentos difíciles para el sector retail
de calzado, pero confío que entre todos conseguiremos superarlos como hemos
hecho siempre.