Manuel de los Santos

Joan Roget es presidente de FedeQuim y vicepresidente de Feique, la Federación Empresarial de la Industria Química Española. Forma parte del Comité Organizador de Expoquimia desde hace varias ediciones y también es vicepresidente de Foment del Treball. Recientemente ha sido nombrado miembro del Comité Económico y Social Europeo en representación de España.

La química está presente en casi todo lo que nos rodea, pero a menudo no se percibe. ¿Qué avances recientes muestran mejor ese papel invisible pero imprescindible de la industria química?

Los productos químicos son necesarios para que funcionen el 98% de las actividades productivas de nuestro país, ya que estas requieren el uso de sustancias químicas básicas o avanzadas en algún punto de la cadena de valor. La transformación de la economía hacia un nuevo modelo circular y descarbonizado es un desafío que la industria química asume como propio. Su probada capacidad de innovación tecnológica -es el mayor inversor industrial en I+D+i- le proporciona el potencial necesario para responder a las demandas de sostenibilidad que la sociedad y los mercados reclaman hoy. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030 y los fijados por la UE en el marco del Green Deal para alcanzar la neutralidad climática antes de 2050 marcan un horizonte urgente que requiere soluciones disruptivas frente a grandes desafíos. Tecnologías y materiales que el sector químico ya genera en el ámbito de la transición energética para mejorar la eficiencia de las energías renovables, sistemas avanzados para el almacenamiento energético, soluciones para impulsar la economía del hidrógeno verde o procesos químicos con bajas o nulas emisiones. Sin olvidar los materiales para la impresión 3D o los nuevos combustibles limpios para una movilidad sostenible. En el ámbito de la economía circular, que avanza en paralelo a la descarbonización, la industria química desarrolla tecnologías capaces de convertir residuos en sustancias de alto valor añadido. Es el caso de las tecnologías de reciclaje químico de los residuos plásticos, que permiten evitar que una gran parte acabe incinerada o en el vertedero. También se avanza en la captura y uso del CO₂ como materia prima para numerosas aplicaciones, así como en tecnologías para la bioeconomía y los bioproductos. Y como eje vertebrador de la sostenibilidad está la digitalización, un vector esencial para que estas innovaciones punteras contribuyan a este propósito con todo su potencial. Permite optimizar recursos, ganar eficiencia y flexibilidad y, en definitiva, minimizar riesgos para maximizar nuestra respuesta ante ambiciosos desafíos globales. Alcanzar una verdadera economía circular y descarbonizada, y por tanto más sostenible, en un mundo con recursos limitados y una población en crecimiento exponencial, sólo será posible con la contribución de la innovación química y de la industria que la desarrolla.

En un momento en que la sostenibilidad y la transición verde marcan la agenda global, ¿cómo está respondiendo el sector químico para convertir los retos ambientales en nuevas oportunidades de crecimiento?

Precisamente hace pocos días presentamos desde Feique la Hoja de Ruta para la Neutralidad Climática de la Industria Química Española. Esta hoja de ruta identifica tanto las trayectorias tecnológicas viables para alcanzar los objetivos climáticos como las condiciones necesarias a corto plazo para que la transición energética y productiva sea sostenible, sin poner en riesgo la competitividad industrial ni la autonomía estratégica de España. Para lograrlo se han identificado ocho trayectorias tecnológicas: eficiencia energética, electrificación, hidrógeno renovable, vapor y calor a partir de fuentes alternativas, captura y almacenamiento de CO₂, y fuentes alternativas de carbono (biomasa, residuos plásticos y CO₂ como materia prima). La implementación combinada de estas tecnologías resulta esencial, dado que ninguna de ellas, por sí sola, puede garantizar la descarbonización total del sector. La madurez tecnológica, la disponibilidad de materias primas, el coste relativo y la puesta en marcha de medidas habilitadoras concretas condicionarán el despliegue de estas tecnologías.

Muchos sectores hablan de transformación digital e innovación. En el caso de la química, ¿qué tecnologías disruptivas cree que marcarán el futuro inmediato de la producción y la competitividad?

La digitalización ya no es una tendencia de futuro, es una realidad que está transformando la manera en que operamos, innovamos y nos relacionamos dentro del sector químico, integrándola en prácticamente todos los niveles de decisión y operación de nuestras plantas. Estamos viendo un despliegue muy interesante de herramientas como la Inteligencia Artificial, el análisis predictivo o los gemelos digitales. Hoy más del 95% de las grandes empresas químicas ya aplican estrategias impulsadas por IA, especialmente en ámbitos como la I+D, el mantenimiento predictivo o la mejora de la eficiencia energética. Estos avances están ayudando a las compañías a reducir tiempos de parada, optimizar recursos, anticiparse a posibles errores operativos y mejorar la trazabilidad de las operaciones, con un impacto muy positivo también en sostenibilidad. La combinación de sensores en planta, big data y modelado digital nos permite conocer en tiempo real cómo están funcionando los equipos, predecir incidencias y simular escenarios antes de implementarlos. Esta digitalización también está impactando positivamente en áreas como la logística, la gestión de inventarios o el control de calidad, permitiendo una mayor integración con proveedores y clientes. Esto supone un salto cualitativo en la toma de decisiones. Eso sí, esta transformación no sólo incrementa la productividad y la capacidad del sector para adaptarse a un entorno cada vez más regulado y competitivo, también conlleva desafíos: la necesidad de contar con personal cualificado en habilidades digitales, así como cuestiones de interoperabilidad, estandarización o ciberseguridad. Pero lo importante es que las empresas químicas -grandes y pequeñas- están viendo en la digitalización una aliada para ser más competitivas, más ágiles y más sostenibles. Y eso, sin duda, marcará la diferencia en los próximos años.

Como presidente de FedeQuim y vicepresidente de Feique, ¿cuál es su visión sobre el potencial y los principales riesgos que afronta hoy la industria química en España y Cataluña?

Los principales riesgos que tiene la industria química en España y Cataluña son tomar las medidas necesarias para superar las brechas de competitividad con terceros países, especialmente en costes energéticos y carga regulatoria.  En la Hoja de Ruta a la que he mencionado anteriormente planteamos un conjunto de medidas transversales que incluyen: La garantía de estabilidad regulatoria; la reducción de cargas administrativas; el respeto a la neutralidad tecnológica; la activación de un Fondo de Descarbonización Industrial; el impulso de los contratos por diferencias de carbono; el estímulo de la demanda de productos bajos en carbono y circulares. Asimismo, hemos destacado la importancia de preservar la competitividad internacional del sector frente a amenazas como la deslocalización de emisiones (fuga de carbono), abogando por una eficaz coordinación entre el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión y el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono.

Entrevista completa en la versión impresa