Carmen Peñalver
Hoy en día Wolters Kluwer es un proveedor de soluciones tecnológicas especializadas. Hasta hace poco se comparaban en el mercado con otras editoras tradicionales, pero en este momento sus “peers” son empresas de “software”, compañías posicionadas en el mundo de las plataformas tecnológicas. “La mayoría de nuestras divisiones están haciendo un negocio prácticamente 100% digital, aunque hay una parte del negocio, la división Legal & Regulatory, que está en proceso acelerado de reconversión. Nos estamos transformando en un proveedor de soluciones integradas para los distintos segmentos a los que servimos, que son principalmente profesionales jurídicos (abogados, jueces, notarios, entre otros), asesores de las áreas fiscal, contable y laboral, profesionales de la empresa, y Administración Pública”, explica Vicente Sánchez Velasco, CEO de la compañía.
¿Cómo puede ayudar Wolters Kluwer a las organizaciones a mejorar sus resultados y ser más eficientes?
Nuestro principal valor es la capacidad de entroncarnos en el flujo completo de trabajo de nuestros clientes. Cuando nuestras soluciones no eran digitales nuestro rol en ese flujo era puntual, aportábamos soluciones a necesidades concretas de información, herramientas o formación en momentos puntuales de la actividad profesional de nuestros clientes.
Pero en este momento, el conjunto de nuestras soluciones permiten resolver de forma integrada la mayor parte de las actividades a las que se dedican los profesionales a los que servimos, ayudándoles a mejorar su productividad y a tomar sus decisiones con mucha más fiabilidad y seguridad. Así, evidentemente ganan tiempo, que es un bien escaso, y, por supuesto, obtienen mejores resultados.
¿En qué se diferencia Wolters Kluwer de otros proveedores de soluciones y servicios de información para profesionales?
Tenemos una característica fundamental, y es que pertenecemos a un gran grupo multinacional con presencia directa en más de 40 países y operaciones en cerca de 180, con una capacidad y una musculatura financiera enorme para invertir en tecnología y desarrollar soluciones acordes con las necesidades de los segmentos a los que servimos, con una intimacy con el cliente muy potente que nos permite anticiparnos a las nuevas necesidades que van surgiendo.
Esto hace que nuestras soluciones sean las más sofisticadas, apoyadas por un gran esfuerzo en inversión que nos permite ofrecer los desarrollos más avanzados. A diferencia de algún otro competidor, en Wolters Kluwer contamos con soluciones propias que se han exportado desde España a otros países, lo que hace que no tengamos que adaptarlas a nuestro mercado local, sino que nosotros exportamos a otros países del grupo las que hemos creado aquí especialmente para nuestros clientes.
Por otra parte, por razones de rigor y calidad, a diferencia de nuestros competidores, en Wolters Kluwer tenemos establecidas una serie de líneas rojas a la automatización de procesos, de manera que éstos se mantienen por expertos, bien en tecnología o bien en Derecho, que automatizan sólo lo que es automatizable, pero siguen realizando una labor manual muy laboriosa que entendemos que es un imperativo de calidad característico de nuestro sello.
¿Qué opina de que los libros y publicaciones digitales paguen los mismos impuestos que los impresos, tal como ha anunciado el ministro de Economía, Luis de Guindos?
Que el IVA del mismo producto editorial sea distinto dependiendo del formato digital o impreso (4% para un libro en papel, 21% para el mismo libro en formato ebook) me parece absurdo, es realmente un contrasentido, especialmente cuando se está favoreciendo un formato, el impreso, mucho menos sostenible que el digital. Ahora que los gobiernos mundiales están intentando favorecer un proceso fuerte de digitalización y que en España se ha creado incluso un Ministerio especialmente enfocado a liderar la Agenda Digital, sin embargo nos encontramos con que los soportes digitales de productos que son idénticos (o, en ocasiones, con más funcionalidades en formato digital que los de papel) están sensiblemente más gravados. No tiene ningún sentido porque no dejan de ser productos culturales, editoriales, de información o de formación, y el gravamen debería ser, como mínimo, indiferenciado respecto al papel. Por ello, recibimos con júbilo el anuncio del ministro de Guindos y que el Ministerio de Economía, siguiendo los dictados de la Unión Europea, tome medidas al respecto.