“Mi padre siempre quiso que fuera juez, mi madre que fuera libre y dueña de mi propio destino. Y yo, como niña harto curiosa, quería ser: zoóloga, historiadora, arquitecto y, muchas más cosas, pero ante todo, desde bien pequeña, quise ser emprendedora… ante ese empeño, mi madre siempre me decía: “pasa por la facultad, estudia varias carreras de “esas” que te organizan la mente y luego, ¡haz lo que quieras!”. Por ello, estudié Económicas y Derecho, así como un Executive MBA en ICADE, entre otros”.
“Tras una década trabajando en alta dirección en sectores muy diversos, el apasionante mundo del movimiento llega como respuesta a una necesidad vital: pasaba demasiadas horas sentada en eternas reuniones, frente a pantallas de ordenadores; trabajaba 7 días de 7 y mi vida estaba absolutamente orientada a los objetivos. A pesar de mi juventud, comencé a tener todo tipo de molestias, sueño poco reparador, malas digestiones, falta de energía y muchos más síntomas de alerta; en definitiva, me sentía ¡vieja!”
“Busqué formas de cuidar de mí misma, pero nadie me daba lo que necesitaba y fiel a mi carácter curioso, me dije… ¡pues lo estudio por mi cuenta! Y así, pasados unos años de estudio e introspección, nació mi proyecto, basado en ofrecerle a mis clientes, aquello que yo misma buscaba como tal y no encontré”.
Así nos explica Thalía Calviño cómo llega el Mundo del Movimiento a su vida.
Háblenos más sobre eso que necesitaba y no encontró y fue el germen de la propuesta de valor de su Escuela. ¿Es algo que diez años después siguen necesitando los directivos?
Sólo quienes tienen un equipo a su cargo y proyectos con exigentes objetivos a cumplir saben el desgaste que ello implica: viajes, desorganización horaria, comidas inadecuadas, habitaciones de hotel, continua gestión de personas y estrés, mucho estrés… Para poder compensar todo ello, y evitar, no sólo un envejecimiento prematuro, sino un mayor rendimiento en todos los aspectos de nuestra vida -no sólo profesional sino también personal- hemos de encontrar un equilibrio cuerpo-mente que se logra practicando ciertas técnicas neuromusculares impartidas por profesionales adecuadamente cualificados. Y estas necesidades son cada vez más acuciantes, puesto que el mercado laboral es cada vez más competitivo y la vida laboral más larga.
Pero no le parece que estas necesidades ya están resueltas en muchos centros de fitness ¿Qué hace de especial Thalía Calviño para solucionarlo?
No lo creo así. Considero que la clave para estar sano y fuerte, comienza no por el fitness, sino por el wellness. Es decir, la clave está en practicar de base, técnicas de entrenamiento neuromuscular funcionales que nos sirvan para la totalidad de nuestras acciones diarias; que nos reeduquen posturalmente y tonifiquen nuestra musculatura profunda, de forma que acciones repetitivas de nuestra vida diaria (tales como conducir, sentarse frente a un ordenador, utilizar dispositivos móviles, levantar pesos, etc.) dejen de ser lesivas. Utilizo como hilo conductor el inigualable Método Pilates originalmente denominado “Contrología”, pero enriquecido con multitud de conceptos de anatomía aplicada al movimiento para potenciar ese autoconocimiento anteriormente mencionado, que es tan determinante a la hora de dar un giro a nuestra salud.
Por ello, me comprometo a acompañar al cliente a través de ese camino de autoconocimiento, ofreciendo todo aquello que he descubierto en mí misma, que he aprendido y sigo aprendiendo. Así enseño yo a mis clientes a conocerse: a través del movimiento para que logren a su vez, moverse mejor sea cual sea su forma de vida y, moviéndose mejor, puedan sentirse mentalmente más ágiles, despiertos y serenos.
Dice que enseña a través del movimiento, que no es un centro de fitness ni un estudio de pilates, yoga o demás. Parece un concepto un poco confuso. ¿Puede explicárnoslo más en profundidad?
Lo primero que debe hacer un ser humano es tomar conciencia de su propio cuerpo. Aprender a entender cómo estamos organizados anatómicamente, cuáles son nuestras cadenas musculares fuertes y débiles, qué zonas son las flexibles y cuáles están rígidas, es esencial para ganar salud y evitar lesionarse en las acciones diarias repetitivas, pero también en aquellos deportes a los que seamos aficionados. En caso contrario, estaremos potenciando aún más nuestras asimetrías, máxime si la persona tiene algún problema articular, escoliosis u otros.
Poder descubrir esto en mí constituyó un cambio decisivo en mi vida: sólo si aprendemos cómo estamos “fabricados”, cuáles son nuestros puntos débiles, fortalezas, amenazas y oportunidades podremos iniciar un camino hacia la buena salud integral.
Por ello, mi centro no es un gimnasio, ni un estudio, es una Escuela.
Una Escuela en la que se aprende ¡cómo no! a través del movimiento.