Las épocas de crisis siempre son complicadas, tanto para las economías normales como para las grandes fortunas. Para estas últimas, saber gestionar grandes patrimonios y activos es todavía más difícil en un entorno en el que cualquier decisión puede traer consecuencias funestas. Para evitar esto existe A&G, una nueva forma de hacer banca privada. Nueva porque no están encorsetados en vender un producto sí o sí, ni en tener que llegar a unos mínimos cada mes. Nueva porque sus banqueros, casi todos además socios, buscan la satisfacción del cliente a través de la seriedad y el rigor en la gestión, dos pilares básicos para llevar a buen puerto un patrimonio obtenido con mucho esfuerzo.
¿En qué se concreta esa estrategia de preservar capital?
Para preservar capital hay que tener en cuenta que es más importante no equivocarse en los momentos malos, que intentar acertar en los buenos. Nuestro método no trata de adivinar el futuro, sino de adaptarse a él todos los días mediante la toma de decisiones muy comprometidas, que es realmente lo que espera un cliente que te paga por ello. No tenemos problema para salirnos completamente de los mercados si nuestro método así lo indica. Estar invertidos no es una obligación, es una opción que hay que gestionar de forma independiente de la estrategia concreta de cada cliente. Por eso nosotros gestionamos tres riesgos de forma independiente: el riesgo del cliente y su estrategia, el riesgo de mercado y el riesgo de la elección del vehículo más adecuado en cada mercado.