Juan Comas
A finales de 2012, la Fundación Microfinanzas conseguía el premio Social Investment Pioneers de Naciones Unidas por su contribución al desarrollo de las comunidades en las que está presente. Éste ha sido uno de los reconocimientos que la Fundación, creada en 2007, ha logrado en su trayectoria a través de una labor financiera en siete países de América Latina, donde conceden productos y servicios financieros a personas sumidas en la pobreza, con el fin de lograr un crecimiento sostenible del tejido privado. Años de trabajo que ya se han traducido en más de 6.000 millones de dólares y han mejorado las condiciones de vida de alrededor de ocho millones de personas.
Háblenos de su ámbito de actuación en América Latina, de su actividad principal y la secundaria.
Cuando nos acercamos a este mundo, quisimos actuar de forma directa, no queríamos financiar a otros que a su vez financiaran. Queríamos aportar nuestro propio know how de 150 años. Creamos un grupo de ocho entidades financieras en siete países de América Latina. Cuando lo medimos en términos sociales, la Fundación es actualmente la entidad filantrópica de mayor impacto allí, que hemos otorgado más de 6.000 millones de dólares y hemos ayudado a mejorar la vida de más de ocho millones de personas. Es cierto que el mundo en el que trabajamos está muy desatendido y pese a que hemos ayudado a muchísima gente, aún hay más de 200 millones de personas en la región que se encuentran afectadas. Estamos presentes en Chile, Argentina, Perú, Colombia, Puerto Rico, Panamá, y República Dominicana.
Desde 2007, ¿qué volumen de créditos en dólares han concedido, cuál es el perfil de los destinatarios, para qué tipo de actividades productivas, etc.?
Nuestro perfil es, en un 85%, personas muy vulnerables. El ingreso mediano de nuestros clientes es de cuatro dólares al día. La mayoría de ellos son analfabetos, el 52% o no tiene educación básica o ésta ha sido muy elemental. El 61% son mujeres, algo muy típico de la sociología latinoamericana. El 33% son jóvenes y el 48% se dedican fundamentalmente a actividades minoristas. Asimismo, en torno a un tercio de nuestros clientes pertenecen al mundo rural.
¿Qué entienden ustedes por finanzas productivas y qué importancia tiene el emprendimiento en las economías y como herramienta de superación de pobreza?
Mucha gente habla de finanzas productivas, pero no se define exactamente. Nosotros nos referimos a ellas como las “Finanzas Responsables para la actividad productiva”. La gente a la que atendemos es extremadamente vulnerable y hay muchas formas de acercarse a ese mundo de la pobreza. Muchas entidades se han dedicado a dar simplemente microcréditos a ese colectivo, pero en muchos casos lo que se estaba haciendo era condenar a la indigencia, cuando son créditos que estas personas no pueden pagar, ya que éstos se dedicaban prácticamente en su totalidad al consumo, no a actividades productivas. Por ello, nosotros nos referimos a finanzas que tengan detrás una actividad productiva que genere excedentes, ya que esos excedentes proporcionan el dinero para pagar el crédito. De este modo, sembramos riqueza entre la gente más pobre.