Grupo Legal Software tiene dos áreas de negocio bien diferenciadas, que son la legal y la tecnológica y en esta entrevista sus fundadores nos explican los servicios que prestan cada una de ellas.
“De todos es conocido que el componente jurídico está íntimamente ligado al mundo empresarial, y una compañía precisa de un asesoramiento y defensa letrada en diferentes áreas jurídicas: mercantil, fiscal, laboral, administrativo e incluso penal. A estas especialidades clásicas, se les une la jurídico-tecnológica, fruto del avance de nuestra sociedad, y la consiguiente necesidad de implantar y utilizar diversas tecnologías, para el funcionamiento normal y diario de la empresa”.
¿Qué firmas integran el grupo y cuál es su cometido?
A través de una de las firmas que integran el grupo, Luis Pérez y Asociados, Abogados, ofrecemos a nuestros clientes el soporte jurídico de una forma integral y durante toda la vida de la empresa de una manera proactiva, basada en el asesoramiento, tratando de minimizar el riesgo, concienciando y formando para ello al equipo humano en las diferentes áreas de trabajo. También, ejerciendo la defensa legal que pudiese requerir la compañía, en un momento, dado durante el desarrollo de su actividad y finalmente, interviniendo en fusiones, adquisiciones, ventas o liquidaciones de la empresa.
Con Infofuturo, cubrimos el vacío jurídico-tecnológico que otros despachos de abogados no pueden asumir por no contar con ingenieros en su plantilla.
A través de nuestra tercera marca, Avantia Fénix, -que resulta ser un híbrido entre lo legal y lo tecnológico-, ofrecemos un servicio de reclamaciones masivas, sin coste para los empleados de las empresas clientes del grupo; fruto de automatizar los procesos jurídicos, (legaltech), lo cual reduce enormemente, los costes de personal.
Desde el punto de vista tecnológico adaptamos a las empresas a la era digital, lo cual no sólo genera importantes beneficios a las mismas, sino que el hecho de no hacerlo las relegará al ostracismo más absoluto y perderán competitividad, quedando totalmente obsoletas. La trasformación en este ámbito y en este momento, es fundamental y es uno de nuestros servicios principales, que abarca desde la elaboración de software a medida para llevar a cabo la prestación mencionada, hasta la realización de formaciones ad hoc para que dicho cambio sea efectivo dentro de la organización, de suerte que sensibilizar al personal con esta nueva forma de trabajar y formarlo en ese aspecto es principal, ya que si se cambian los procesos pero se sigue trabajando con el modelo anterior, no se generará ningún valor para la compañía.
¿Por qué surge un grupo con un contenido tan heterogéneo como el de ustedes?
Por dos premisas que son capitales a nuestro juicio. La primera es que todo es jurídico en nuestra sociedad, la reglamentación afecta a todos los ámbitos, y más en el mundo empresarial. Todas las empresas precisan de unos servicios de asesoría jurídica de calidad que engloben a toda la organización (laboral, fiscal, administrativo, mercantil, penal, etc.). Del mismo modo también necesitan de una serie de intervenciones desde el punto de vista informático con el fin de adaptarlas al momento que vivimos. La afirmación precedente nos lleva a la segunda premisa: la necesidad que tiene toda compañía de adaptarse al entorno digital. Desde Grupo Legal Software, entendemos que una consultora como la nuestra, que abarca estos dos ámbitos, cubre prácticamente todas las necesidades de la empresa, que quedarían solventadas y centralizadas a través de una plataforma conjunta, lo cual facilita el flujo de información e identificaría mejor las necesidades de la compañía.
¿Hasta qué punto las actividades de ingenieros y abogados pueden estar relacionadas?
Son complementarias. Cualquier compañía requiere de ambas áreas de forma sólida. Muchos empresarios desconocen la importancia que tiene el concepto legaltech, (tecnología legal) para su negocio. Y así, la utilización de la tecnología para ofrecer servicios legales no sólo abarata el proceso, lo cual redunda en el precio final de la prestación ofertada al cliente, sin perder un ápice de valor o de calidad en relación al modo clásico de hacerlo, sino que lo objetiviza más, a través de la automatización y abre un sinfín de posibilidades al empresario, que de otra forma no tendría. De esta suerte, los ingenieros se hacen imprescindibles en los despachos de abogados, hasta que no surja, fruto de la formación reglada, una figura de corte jurídico-tecnológico a caballo entre el abogado y el ingeniero, que cubra este vacío. En esta línea trabajan de forma sobresaliente, centros formativos de máximo nivel y relevancia internacional, como ISDE, que ha creado un programa ad hoc, donde se aúna la excelencia jurídica con la magnanimidad tecnológica, de tal suerte que en una sola persona concurran esas dos capacidades.