José Luis Guerrero.
En tiempos en los que la deslocalización de las grandes empresas es una práctica al uso, con presidentes, CEOs y directores generales de compañías viviendo en Madrid, nos encontramos con una empresa -Gullón- y un director general -Juan Miguel Martínez Gabaldón- que sigue ubicada en Aguilar de Campoo (Palencia), donde además vive el primer directivo del grupo por aquello de que “el ojo del amo engorda al caballo”.
Más de treinta años en la compañía, Martínez Gabaldón es un ejemplo de tenacidad y buen hacer. Años de crisis y Gullón creciendo por encima del 10 por ciento. Ejemplo de innovación e internacionalización, las dos claves por las que ahora hay que apostar si quieres que tu empresa triunfe. Más de mil cien trabajadores en la montaña palentina y con unas enormes posibilidades de ampliar plantilla para los próximos cuatro años, porque han sabido dar con la tecla del crecimiento.
“Gullón en Aguilar, con todo lo que nos rodea, es una manera de vivir, nuestra forma de vivir”, nos dice Juan Miguel con cara de satisfacción y felicidad. Cerca de él y apoyando su gestión, María Teresa Rodríguez, la presidenta de Gullón desde 1983, que ha sabido mantener la propiedad y dirigir con mano firme la dirección del barco, un barco que navega por encima de la velocidad de crucero.
En 2015, Gullón ha inaugurado su tercera planta de producción en Aguilar de Campoo ¿No les tienta la posibilidad de deslocalización de la empresa?
La verdad es que no. Gullón está radicada en Aguilar de Campoo desde hace más de 100 años. Ahora el proyecto de Vida es tremendamente grande, prometedor. Estamos en el inicio. Aquí hay muchos años por delante para trabajar y desarrollar el proyecto industrial de Vida. Ahora no toca deslocalizar. La planta tiene 55.000 metros cuadrados y podemos ampliarla otros 120.000 metros cuadrados. Actualmente hay tres líneas de trabajo y podríamos ampliar otras ocho líneas. Estamos en un inicio de proyecto industrial a largo plazo de grandes dimensiones y no es compatible con la inversión en otros lugares, sino centrarnos aquí, donde estamos a gusto y desarrollar el proyecto en Aguilar de Campoo. Estamos para trabajar y concentrarnos donde lo hemos hecho toda la vida, en Aguilar de Campoo.
Gullón es la única galletera española que sigue en manos de su familia fundadora. ¿No les han hecho ofertas?
La verdad es que sí. No nos vamos a engañar. Cuando las empresas familiares son pequeñas no causan problemas a nadie, todo el mundo está satisfecho y no pasa nada. Pero cuando empiezas a crecer y tienes una base mínima ya es una preocupación para las grandes multinacionales. Cuando tienes una cuota importante de mercado, desarrollas muchos productos nuevos, has superado la fase crítica de dimensionamiento de la compañía y entonces ya puedes volar por ti mismo, empiezan a venirte ofertas de compra. Gullón nunca se ha planteado vender. Estamos aquí trabajando desde varias generaciones y nos van bien las cosas. No se nos va a ocurrir vender ahora la empresa. Sería ir en contra de nuestra filosofía. Nosotros hemos apostado por el medio rural, en un pueblo pequeño de la montaña, periférico y aislado. Toda nuestra energía está concentrada en la fábrica. Es nuestra forma de vivir. Si además te lo pasas bien… ¿dónde vas a ir? No está en nuestra mente dar ese paso jamás, mientras podamos.