FarmaQuivir es una distribuidora al por mayor de productos farmacéuticos y medicamentos y, hoy por hoy, una compañía que está liderando a nivel nacional la producción de mascarillas FFP2 con ‘calidad farma’, en una fase decidida de expansión e internacionalización en el sector sanitario y explorando líneas adicionales de negocio.
¿Cuál es la contribución de FarmaQuivir a la seguridad y salud de los españoles en estos delicados tiempos?
Pensamos que una contribución útil y responsable, en clave de salud preventiva. El coronavirus llegó y pasará (esperemos que lo antes posible), pero la mascarilla FFP2 ha venido para quedarse y para frenar de manera anticipatoria y en determinados contextos, otras enfermedades. Hoy seguimos sumando a la solución de la crisis sanitaria, en primer plano. Mañana estaremos en la lucha contra la crisis emocional. Hemos de ser realistas y hemos de estar preparados. Ya lo estamos.
¿A qué tipo de clientes se dirigen y a través de qué canales? ¿Hablamos de un negocio B2B, B2C o C2C?
Nuestro modelo es flexible, navegando entre el B2B y el B2C. La venta a grandes distribuidores, tanto privados como institucionales, abarca una porción muy significativa de nuestro negocio, tanto en España como fuera de nuestras fronteras. Pero, igualmente, a través de canales online, nos dirigimos al consumidor final, sea este pequeño o mediano. Creemos profundamente en el marketing, en las nuevas formas de relación con el cliente. Y entendemos que cada uno de ellos tiene una manera particular y, en parte diferente, para enfocar esa interacción y que resulte fructífera.
Recientemente han dado un paso muy importante en la compañía, al poner en marcha una fábrica de 2.000m2 en Sevilla. ¿Qué objetivos estratégicos y de negocio persiguen con ello?
En términos empresariales y de creación de valor de negocio, estar liderando a nivel nacional la fabricación de FFP2, con la perspectiva de hacerlo a escala europea pasado el verano, nos permite poner a la firma en otra dimensión, dotarla de un potencial enorme para la expansión y, por supuesto, hace posible su consolidación definitiva. Esa es la meta en el medio plazo. Somos perfectamente conscientes de la ambición que encierra, pero hemos puesto unas bases muy firmes y unos pilares muy sólidos para ese gran edificio con el que soñamos.
¿Qué supone contar con una fábrica en España a la hora de desarrollar un proyecto que sea líder nacional e internacional? ¿Cuáles son sus objetivos de expansión a otros mercados?
Nos sentimos muy cómodos trabajando en suelo comunitario, pero igualmente hemos cerrado operaciones en América Latina y América del Norte. Lo importante es conocer la idiosincrasia de cada mercado, cómo funciona no sólo en términos comerciales, sino técnicos y eso siempre es más fácil disponiendo de un gran equipo de profesionales especializados. Nuestro mercado, y no es un eslogan, es el mundo entero. Tenemos capacidad de llegada real y, lo más determinante, tenemos un producto fiable y de primerísima calidad que está calando y calando. Ese feedback nos llega cada día, con cada operación, y es sin duda la gasolina para seguir adelante con empuje.
Damos por hecho que cualquier mascarilla que se pueda comprar, cuenta con su homologación. Pero esto no es así en muchas ocasiones, ¿verdad?
Ni es ni ha sido así. Los ciudadanos deberían conocer en profundidad, y nosotros estamos haciendo esfuerzos en público y en los medios de manera muy didáctica, el recorrido tan exigente que debe pasar una compañía, ante los laboratorios y otras instancias, para homologar y certificar sus productos. Hablamos de salud, pero aun así hay controles que han fallado y siguen fallando. Y, hasta cierto punto, no resulta muy comprensible y, por descontado, resulta poco aceptable. Por eso hemos exigido a las instituciones que apuesten por la industria y por el talento nacional, y abandonen los riesgos de la adquisición de material asiático, que tan problemático, por su falta de seguridad, ha resultado. Parece mentira que algunas de esas instituciones aún no hayan aprendido la lección.