Juan Comas
Íñigo Sagardoy de Simón es el presidente de Sagardoy Abogados. El despacho nació en 1980 de la mano de Juan Antonio Sagardoy como una firma especializada en Derecho Laboral centrada en el asesoramiento a empresas. Comenzó con dos abogados y en la actualidad ya superan los 60 abogados y más de 40 personas de apoyo. Sin perder su esencia de despacho de abogados, han evolucionado hasta convertirse en una asesoría que no sólo cubre aspectos estrictamente jurídicos (informes, litigios…), sino también de ámbito estratégico en el campo de las relaciones laborales y de RR HH (como estrategia sindical, negociación colectiva, reestructuraciones…).
¿Qué valoración puede hacernos de los efectos de la Reforma Laboral tras más de año y medio en vigor?
La Reforma Laboral ha incorporado cambios profundos en el sistema de relaciones laborales con el objetivo final de crear empleo. Una acertada apuesta del Gobierno, ya que se ha avanzado en el cambio de nuestro modelo tradicional por uno con mayor dinamismo y que, a medio plazo, será capaz de modernizar la cultura laboral.
Los principales ejes de la Reforma -centrados en la empleabilidad del trabajador (nuevos derechos de formación), la flexibilidad interna en las empresas (como modo alternativo de ajuste a la crisis) y la consecución de una estructura de negociación colectiva menos encorsetada- han hecho que la misma suponga un cambio cultural en la forma de entender las relaciones laborales para todos sus protagonistas (empresas, sindicatos y trabajadores). Además, es una aproximación a los modelos flexibles, modernos y descentralizados que se encuentran en Europa.
Cuando estas bases se asienten, debería cambiar la tendencia tan perversa en la que está inmerso el mercado laboral. Sin embargo, no es una tarea fácil. Los cambios requieren tiempo, pero se ha realizado un diagnóstico acertado de la situación, que ha permitido que la nueva regulación pusiera el foco en aquellas áreas donde era preciso encontrar nuevas fórmulas.
Por esto no me cabe duda de que poco a poco se verá la luz al final del túnel. Aunque se puedan ajustar algunos elementos de la Reforma, lo sustancial está hecho y bien hecho.
¿Hacia qué modelo de empleo nos dirigimos?
El cambio es tan profundo que no sólo requiere un cambio normativo, hace falta que se traslade a los trabajadores, sindicatos, empresarios, jueces… vamos a pasar de un empleo para toda la vida a toda la vida con un empleo. Cada vez más las empresas van a valorar que el empleado tenga distintas experiencias laborales, que busque un cúmulo de experiencias que no necesariamente tengan que pertenecer al mismo campo. Esta circunstancia hace que una persona bien formada y que haya participado en varios proyectos profesionales, sea, a la postre, más empleable. Ese debe ser el objetivo de cualquier cambio legal en el ámbito laboral.
A su juicio, ¿cuál debería ser el papel a desempeñar por los sindicatos?
Los sindicatos precisan de un cambio en su imagen y en su funcionamiento. Juegan un papel fundamental en nuestro sistema de relaciones laborales y para que sigan siendo protagonistas del futuro, creemos que deben acercarse más a modelos europeos de colaboración y no de confrontación, de servicio a sus afiliados y no de defensa pura de intereses ideológicos. La Constitución les reconoce como un pilar esencial de nuestro Estado de Derecho, y así debe seguir siendo. Además, tienen un reto muy importante ante la globalización. Muchas multinacionales son globales y los sindicatos, en general, actúan con mentalidad local.
¿Cuál es su opinión sobre la reforma del sistema de pensiones que está promulgando el Gobierno?
Lo deseable no siempre es posible. Y en el tema de pensiones, lo necesario es realizar una reforma que permita su sostenibilidad futura. Los pilares de esa reforma, a nuestro juicio, serían: objetividad y no basada en decisiones políticas; equidad remunerativa para los pensionistas y garantista para los pasivos futuros. La Reforma propuesta por el Gobierno parece ir en esas líneas.