Gustavo Nakamura es concejal del Ayuntamiento de Lima Metropolitana; vicepresidente y tesorero del Instituto Iberoamericano de Estrategia Pública Privada; y director ejecutivo de la Fundación Pronaturaleza.
¿Qué le motivó para hacer política en su país y después trabajar en este proyecto iberoamericano?
He trabajado durante varios años en proyectos de educación y responsabilidad social, pero entendí que el cambio pasa por las grandes decisiones que se toman desde la política. Por eso decidí apoyar técnicamente en dos campañas nacionales en mi país en el sector educativo y también postulé como concejal. Esta práctica acaba pronto, pero lo agradezco y me voy con una gran experiencia personal y profesional.
Es a partir de esta experiencia cuando inicio mi relación con los centros de pensamiento en la formación de políticos en Iberoamérica y con la experiencia vivida veo la importancia de que dicha formación es fundamental para tener mejores políticos, con sólidos principios y valores. Esta es una de las tareas que más me apasiona y a la cual doy todo mi esfuerzo para que se vaya concretando.
¿Cree que hay futuro en la política?
Creo que el futuro dependerá de lo que hacemos hoy para construir el mañana. La política está, queramos o no, en nuestro día a día y las decisiones que se tomen en la política nos afectan directa o indirectamente. Entonces muchos nos quejamos de los políticos y mi pregunta es muy sencilla: ¿qué hacemos? Seguramente algunos, como es válido, tomarán decisiones para servir en un cargo de elección popular, militar en un partido… En mi caso decidí que lo que hay que hacer es formar, compartir y unirnos los que tenemos los mismos principios y valores y empezar un proceso a mediano y largo plazo de formación de líderes en Iberoamérica, desde la académica y los centros de pensamientos. Es un camino apasionante, de mediano y largo plazo, pero que puede darle una sostenibilidad.
¿Cómo es la relación del empresariado con la política en Perú?
Creo que es la misma en Perú y casi seguro en varios países latinoamericanos. La relación es fundamental, pues las políticas o marcos constitucionales te pueden brindar o no brindar una promoción de la inversión privada, con todo lo que implica en la generación de empleos, riqueza y dividendos para los empresarios e impuestos que el Estado va a recaudar para implementar políticas públicas mejorando la calidad de vida de los ciudadanos. Esto mencionado es lo ideal, que diría yo, es un círculo virtuoso. Pero creo que lo que ha pasado en mi país es que sólo nos hemos quedado en este círculo y no hemos desarrollado los aspectos sociales, educativos y ambientales dejándolos de lado. Y ha sido tomado en casi su totalidad por aquellos que no creen en esta sinergia de lo público y privado.
Por eso, creo firmemente que hoy después de casi 30 años, que dicho marco constitucional en mi país ha promovido mucha inversión interna y externa. Por ejemplo, España es para nosotros uno de los socios comerciales por excelencia. Hoy un grupo de políticos desean cambiar por el discurso “de las desigualdades”, los empresarios se cuestionan y van cayendo en la cuenta de que se han suprimido espacios que no deberían dejar esta relación con la política y sí ser necesario involucrase.
Retomando el tema ¿Cómo nace el Instituto?
En mi experiencia en política entendí que hay batallas en corto, medio y largo plazo. Algunas como la formación de buenos políticos y gestores públicos es a mediano y largo plazo, pero los ciudadanos necesitan respuestas rápidas a sus necesidades y una de las formas que ha funcionado y funciona son las alianzas público-privadas. Por ello, conversando con grandes amigos coincidimos en que es una necesidad para Iberoamérica promover y concretar estas iniciativas, así gracias a José Manuel Berzal y Breyssi Arana empezamos este camino. Hoy ya hay muchas más personas en toda Iberoamérica que se han sumado.