Carlos Moro (Valladollid, 1952) es la imagen de Bodegas Carlos Moro de Matarromera, pero ya no representa sólo a esta bodega emblemática de la Ribera del Duero, en los aledaños de Valbuena de Duero. En la actualidad, el grupo creado por este empresario lo componen diez bodegas establecidas en seis denominaciones de origen. La última, Bodegas Sanclodio, en la DO Ribeiro. La compañía cuenta con una plantilla de 134 empleados y en 2021 facturó 27,5 millones de euros.
Este año ha recibido el Premio a la “Mejor Pyme”, premio organizado por la Cámara de Valladolid, el Banco Santander y la Cámara de España, que reconoce el desempeño de las pequeñas y medianas empresas de la provincia de Valladolid, cuya actividad es fundamental para la creación de empleo y riqueza a nivel local. Bodegas Familiares Matarromera ha sido reconocida con el máximo galardón de este certamen por sus múltiples proyectos en I+D+i, así como por su firme apuesta por la sostenibilidad desde sus inicios.
A primeros de octubre recibió de manos de la Reina Sofía el Premio Social Mapfre, el premio a la Mejor Iniciativa en el Sector Agropecuario, un galardón, que tiene carácter bienal y que ha reconocido el compromiso con el territorio, la innovación y la sostenibilidad de una empresa con más de 30 años de trayectoria y una referencia dentro del panorama vitivinícola nacional e internacional.
Lo suyo es un no parar, porque no sólo recibe premios, sino que también los concede. Hace unos días presentó los premios EMPRENDES de la Fundación Carlos Moro de Matarromera.
Señor Moro. A mediados de septiembre se celebró el acto de inauguración de la bodega que lleva su nombre en San Vicente de la Sonsierra, en La Rioja ¿Qué le impulsó a establecerse en esta región?
Después de elaborar vino en otras regiones, incluso fuera de España, decidimos establecer un proyecto muy personal en una de las denominaciones más importantes de nuestro país como es la DOCa Rioja. Estuvimos varios años haciendo una búsqueda muy minuciosa, estudiando más de 50 proyectos, y finalmente elegimos asentarnos en el municipio de San Vicente de la Sonsierra, uno de los pueblos más reconocidos por su historia vitivinícola.
Desde entonces, pusimos en marcha varias inversiones para recuperar el edificio centenario y su calado subterráneo de 1.200 metros cuadrados. La especial configuración del edificio, que abarca cinco estratos de viñedo, permite que toda la producción se lleve a cabo por gravedad. Partimos de un edificio que nada tiene que ver con la situación actual, en el que hemos apostado también por la sostenibilidad y el enoturismo. Tras las inversiones llegó la pandemia y no habíamos tenido oportunidad de inaugurar este proyecto fruto del deseo de elaborar un buen vino con el mejor tempranillo de esta tierra y la búsqueda por la excelencia.
Incorporamos también los viñedos propios, que se encuentran en San Vicente y Labastida. Son muy buenos, muy antiguos, algunos en vaso y otros en espaldera. Están en la zona más alta de Rioja y sus características nos permiten elaborar unos vinos de excelente calidad: CM de Matarromera, CM Prestigio de Matarromera y CM Viña Garugele de Matarromera, además de Oinoz y Garu.
¿Cómo ha sido recibido en esa tierra, considerando su procedencia de empresario de relieve en diversas denominaciones de origen de Castilla y León?
Maravillosamente bien. Los riojanos son gente excepcional, que disfrutan enseñando su tierra y que te acogen y te abren las puertas de su casa (y su bodega) siempre para compartir un buen almuerzo con sus excelentes vinos.
La presidenta de la Comunidad autónoma de La Rioja estuvo en el acto de inauguración de su bodega. ¿Qué le dijo en San Vicente de la Sonsierra?
Fue un honor contar con la presidenta de La Rioja, Concha Andreu, en nuestra casa. Es una convencida de la enorme oportunidad que tiene la región para convertirse en referente absoluta en todo lo que tenga que ver con el vino: en la industria, en el conocimiento y en el turismo del vino. Nos transmitió que la inauguración oficial de Bodega Carlos Moro de Matarromera supone un gran argumento de cara a la consolidación del sector.
De ordinario han sido las empresas riojanas las que se han establecido en otros lugares como Castilla y León ¿Es usted pionero en sentido contrario?
A lo largo de nuestra historia empresarial, hemos estudiado y experimentado en diversas zonas de España para aprovechar el potencial varietal de las regiones más propicias de nuestro país con uvas autóctonas y únicas para elaborar vinos expresivos de su variedad, de su edafología, clima y terreno. Con esta premisa se elaboran vinos blancos, por ejemplo, como Emina en Rueda, con la variedad Verdejo, o Casar de Vide en Ribeiro, descubriendo el potencial de la Treixadura y de ésta junto con la Loureira, Torrontés, Albariño o Godello, entre otras presentes en Casar de Vide y CM Viña Tenencia. Por supuesto, San Clodio ya lo tenía demostrado.