AseBio tiene como objetivo posicionar la biotecnología como motor de desarrollo económico y social. Actualmente tienen 281 entidades socias entra las que se encuentran multinacionales (10%), pymes nacionales (58%) y ‘start-ups’ (13%), pero además tienen entre su base asociativa a universidades, hospitales, asociaciones, fundaciones y centros tecnológicos y de investigación (19%). También cuentan con siete entidades gestoras de capital riesgo especializadas. Son, por tanto, una asociación transversal que representa a la pluralidad de voces de la biotecnología española.
¿Qué impacto tiene el sector biotecnológico en la economía de nuestro país?
Somos un sector industrial altamente innovador, motor de crecimiento económico, con un impacto en la economía de 10.131 millones de euros (0,8% del PIB). Nuestra industria proporciona 117.670 empleos (0,6% del empleo total) con una productividad media por empleado de más del doble de la media nacional. Nuestra actividad genera además 4.209 millones de euros al Estado de Bienestar.
¿Qué perfil tienen sus empresas asociadas?
Reunimos a empresas que aplican la biotecnología a áreas de trabajo muy diferentes como la salud, la agroalimentación, el medioambiente o las nuevas necesidades industriales. Son empresas innovadoras, ocupando la primera posición en intensidad de inversión en I+D. Empresas con una gran resiliencia, habiendo mantenido el 90% de toda su plantilla pese a la crisis derivada de la pandemia. Empresas también ágiles que han reorientado desde el inicio de la pandemia sus capacidades para desarrollar soluciones en forma de tests de diagnóstico, tratamientos y vacunas. Yo destacaría también que son empresas diversas, siendo el sector líder en contratación de mujeres con casi un 60% de su participación. Y también empresas con mucha experiencia gracias, entre otras variables, a su apuesta por la investigación, siendo el sector con mayor porcentaje de investigadores sobre el total de empleados.
Además de los servicios habituales a sus asociados, tienen cinco áreas de trabajo. ¿Qué nos puede decir de ellas?
La diversidad de nuestras áreas de trabajo es reflejo de las distintas aplicaciones que la biotecnología tiene. En el área de la salud impulsamos la investigación, el desarrollo y la innovación y trabajamos para garantizar el acceso a los nuevos medicamentos. Además, promovemos medidas para impulsar la innovación en el sector agroalimentario, facilitando la transferencia de tecnología, la alimentación sostenible y un marco normativo favorable. Otra área importante de actividad es la biotecnología industrial, que permite mejorar la productividad reduciendo el uso de recursos y las emisiones de gases de efecto invernadero, las energías limpias y revaloriza los residuos, puntos clave para hacer frente al cambio climático. Además de estas tres áreas, tenemos dos ejes de actividad que son transversales, uno es impulsar la internacionalización de nuestras empresas con diferentes acciones que estamos llevando a cabo con el ICEX, y el otro es facilitar el acceso a la financiación.
El impacto económico del sector se traslada directamente a una mejora en la salud de la población. ¿Pero cómo concretamente?
Nuestras inversiones en I+D además de tener un impacto económico permiten mejorar los resultados en salud de la población. Me gustaría destacar que el 69% de los fármacos en desarrollo son biotecnológicos y el 72% de los nuevos tratamientos para enfermedades raras provienen de nuestro sector, que hace posible que 350 millones de personas en el mundo se beneficien de terapias biotecnológicas.
La biotecnología ha permitido la erradicación de enfermedades como la polio, ha mejorado la supervivencia en los tratamientos de cáncer o ha desarrollado nuevos tratamientos para enfermedades como la hepatitis C, y es nuestro sector el protagonista de las 7 vacunas contra la COVID-19 y de más de 200 en desarrollo. El diagnóstico ha sido clave en la gestión de la pandemia, hemos visto como nuestras empresas producían por semana más de diez millones de PCR, millón y medio de tests de anticuerpos, y dos millones de tests rápidos de antígenos. El impacto de la biotecnología en la salud de las personas es incuestionable. Además, nuestro trabajo para lograr una alimentación sostenible y de precisión o para luchar contra el cambio climático tiene a su vez un claro efecto sobre la salud de la población.
Uno de los principales objetivos de AseBio es el de trabajar estrechamente en colaboración con las administraciones regionales, nacionales y europeas. ¿Cómo llevan a cabo este tipo de acciones? ¿Qué objetivos persiguen con cada uno de los distintos estamentos?
Para nosotros es fundamental trabajar de la mano de la Administración Pública en distintos niveles y así lo hemos hecho desde el inicio. Yo diría que, junto con la transversalidad, es una fortaleza de nuestra asociación. Para AseBio la colaboración con el sector público es clave y parte de nuestra razón de ser. Uno de nuestros objetivos es conseguir un ecosistema biotecnológico eficiente y para ello tenemos que trabajar con la Administración en áreas que van desde la mejora en la financiación de la I+D, el impulso de una regulación acorde con las necesidades del sector o el acceso a las innovaciones biotecnológicas.