Arturo Díaz
Derwick brinda soluciones que van desde el suministro de equipos para plantas termoeléctricas hasta la construcción, provisión e instalación de centrales, pero también transfieren tecnología y realizan trabajos de operación y mantenimiento con vocación de seguir creciendo y consolidarse. Han desarrollado intensamente su actividad en Venezuela y su presidente, Alejandro Betancourt, nos explica las ventajas y desventajas que están encontrando en ello.
¿En qué consiste y qué va a aportar a Venezuela el Centro Tecnológico de Turbinas (CTT)?
El CTT en el que invertimos más de 40 millones de dólares, es una iniciativa pionera e innovadora en Latinoamérica que pusimos en marcha el año 2011, con dos objetivos fundamentales: En primer lugar, queremos dar respuesta a la necesidad que tiene la industria eléctrica y petrolera de Venezuela de disponer de una asistencia técnica expedita, en cuanto al acceso a los repuestos e inmediatez en las reparaciones, reduciendo al máximo tanto los tiempos de espera y de reposición de los equipos, como los elevados costos que en la actualidad tienen que asumir las empresas.
Y, en segundo término, poner a disposición del sector los especialistas, sus conocimientos y la experiencia acumulada en Derwick, para transferir tecnología y formar a técnicos locales que cubran la demanda de expertos por parte de la industria eléctrica y petrolera.
El CTT se concibe, además, como un centro de exportación de tecnología avanzada y solución de necesidades en toda la región, impulsando la capacidad productiva y técnica venezolana en el mercado latinoamericano, tomando ventajas de mecanismos como el Alba y Mecosur. Al mismo tiempo, como un centro de investigación tecnológica para el sector.