José Miguel
Sánchez
Psicólogo
motivacional, experto en empresa y deporte. Profesor IE Business. Coach ejecutivo y autor de los libros
“El viaje del líder”, “La experiencia de resetearse” y “Poderoso como un niño”.
www.jmiguelsanchez.com
Zoom, Teams, Google Meet, Hangout, GoToMeeting, Webex, Skype
empresarial, etc. Todos ellos son términos con los que nos hemos
familiarizado durante el último año. Pertenecen a plataformas que nos
permiten realizar reuniones online.
Cada uno podemos
tener nuestra preferida o con la que mejor trabajamos, sin embargo, esto no es
lo importante. Lo verdaderamente relevante es el uso que hacemos de nuestro
tiempo en dichas plataformas.
En mi trabajo
diario uno de los retos que más me estoy
encontrando es que los profesionales siguen dedicando mucho tiempo a reunirse
y, además, no están siendo productivos en las reuniones.
Es habitual
encontrar comentarios del tipo; “os tengo que dejar porque tengo otra reunión”, “mañana seguimos que me están esperando en otra sala (virtual)”, “seguid vosotros que yo tengo comité”, “llevamos 2 horas y
seguimos dando vueltas a lo mismo”…
Cada uno de estos
comentarios implica agendas repletas de reuniones infinitas en número y, demasiadas veces, en duración. Si a esto unimos que nuestro cerebro
se cansa más cuando trabaja
virtualmente que cuando lo hace en presencial, nos encontramos con
profesionales agotados. Muchas personas están rindiendo muy por debajo del 100% debido a lo crítico de la situación para muchas empresas, al cansancio por
el trabajo virtual, y también a unas reuniones
improductivas.
¿Qué pueden hacer los líderes para conseguir unas reuniones online más productivas y mejor gestionadas?
Una vez que se ha
decidido que hay que hacer una reunión con varios miembros de una empresa, hay varios tips que nos
pueden ayudar a mejorar en este aspecto tan relevante en la actualidad.
Antes de la reunión.
La agenda. Como en las
reuniones presenciales, la agenda se prepara con anterioridad. Hay un
responsable de pedir los temas que se van a tratar y los tiempos previstos para
cada uno de ellos. También es importante
saber qué se espera
conseguir tratando este tema, ¿hay que tomar una decisión?, ¿hay que analizarlo
o debatirlo?, ¿es sólo informativo?, etc. Esta agenda debería enviarse al menos 24h antes de la reunión. Se puede utilizar alguno de los
calendarios digitales que todos tenemos, para poner un recordatorio con cierta
antelación.
Plantillas. Si no se tienen
plantillas, es bueno crearlas para ahorrar tiempo y ser más eficientes en el trabajo. Se pueden
diseñar para la agenda,
las presentaciones o el acta.
El dispositivo. Tanto si eres
el organizador de la reunión, como si eres uno
de los integrantes de la misma, prepara con anticipación el dispositivo que utilizarás, comprobando que la cámara, el micrófono y cualquier otra utilidad que pudieras necesitar, funcionan
perfectamente. Esto evitará muchas pérdidas de tiempo tratando de hacer que la
tecnología funcione.
Durante la reunión.
El moderador. En toda reunión debe haber alguien que juegue este rol.
Su objetivo es conseguir que todo el mundo participe y, sobre todo, que se
cumplan los tiempos en cada tema y en conjunto en la reunión. Se encargará de dar permisos y quitarlos, para que todo el mundo pueda
participar, reduciéndose así las pérdidas de tiempo y la monopolización de la conversación por parte de algunos miembros.
El tiempo. Si cada uno tiene
un tiempo establecido y el moderador realiza su trabajo, no debería haber problemas. Sin embargo, la
realidad no siempre es así. En caso de que el
tiempo de un tema se nos vaya de las manos, porque no lo calculamos bien cuando
lo establecimos o porque el tema está generando más debate del
esperado, es el momento de tomar una decisión sobre el mismo. Podemos elegir cortar el tema y seguirlo en otra
reunión o decidir
posponer alguno de los que tendríamos que tratar para darle más espacio a éste, que se ha
convertido en prioritario.
Estar presente. Es clave
habilitar la cámara para que todas
las personas puedan verse e interactuar mejor. En online, el cerebro sufre porque trata de completar lo que no ve
sobre su interlocutor. Por tanto, cuanto más se nos vea mejor. De igual manera, mostraremos nuestro interés asintiendo o expresando con gestos de
la cara nuestro acuerdo o desacuerdo con lo que se está tratando. Obvia decir que mientras
estamos en la reunión, nos olvidamos
del teléfono o el mail, para poder centrarnos
completamente en lo que se está tratando en la misma.
Pausas. Si la reunión va a durar más de 2 horas, plantear pausas de 5-10 minutos para que las
personas puedan levantarse, ir al baño o tomar un refrigerio que les permita liberar algo de la tensión y cansancio que producen las reuniones online.
Siguientes pasos. Finaliza
siempre las reuniones con acciones a llevar a cabo. Un grupo de profesionales
que se reúne en torno a un
objetivo, debe salir con algo distinto a lo que entró en dicha reunión. Si no se
proponen nuevos pasos a dar, fechas de cumplimiento y responsables de los
mismos, ¿qué sentido ha tenido ese tiempo dedicado
por varias personas de la compañía?
Tras la reunión.
Acta. Alguien debe encargarse
de tomar notas que se convertirán en un acta que se enviará antes de 24h a todos los miembros. Estamos acostumbrados a actas
de varias páginas que después casi nadie se lee. Mi propuesta es un
documento de 1-2 hojas como máximo en el que se
indique el tema tratado, las acciones que salen del mismo, los responsables de
llevarlas a cabo y el plazo de ejecución. Es un acta que en muchos casos puede enviarse unos minutos
después de haber
concluido la reunión, puesto que se va
completando durante la misma.
En definitiva, no
importan la plataforma en la que trabajemos, la clave es hacer todo lo posible
para que las reuniones comiencen y finalicen en el tiempo estimulado habiendo
conseguido hitos durante la misma y planteado otros para siguientes reuniones.