Carmen Peñalver
El Instituto Juan de Mariana es uno de los ‘thinks tanks’ liberales más importantes del mundo en habla hispana y su director, Manuel Llamas Fraga, añade: “Nuestro objetivo es defender la libertad, en un sentido amplio, mediante la difusión de ideas, la elaboración de estudios y la formación. Hemos puesto en marcha un área muy potente de formación ‘online’ que pretende ser un referente a nivel internacional y trabajamos en nuevos proyectos de investigación a fin de identificar problemas y aportar soluciones a los retos de hoy, especialmente en España”.
Como director del Instituto Juan de Mariana, ¿qué principales retos percibe para la economía española en los próximos cinco años y qué propuestas considera prioritarias para afrontarlos?
La economía española tiene grandes retos por delante. Llevamos estancados cerca de 20 años y esta legislatura podría marcar un negativo punto de inflexión, ya que se han puesto en marcha una nefasta combinación de políticas liberticidas e históricas subidas de impuestos.
Los retos, por tanto, son enormes. España necesita urgentemente implementar profundas reformas estructurales para facilitar el emprendimiento, incentivar el crecimiento de las empresas, dinamizar el mercado laboral, liberar el mercado de la vivienda y del alquiler, recortar gasto público y rebajar de forma sustancial los impuestos, ajustar el sistema público de pensiones, mejorar los servicios públicos… España ha empeorado en casi todos los ámbitos durante los últimos años.
Su trayectoria ha pasado por instituciones públicas y privadas, incluyendo su papel reciente en la Comunidad de Madrid. ¿Qué aprendizaje extrae de esta dualidad de experiencias y cómo influyen en su visión del sector público y privado?
Formar parte del proyecto que lidera Isabel Díaz Ayuso no sólo ha sido un orgullo, sino una gran satisfacción desde el punto de vista personal y profesional. He aprendido mucho. La política no es fácil y la buena política, que, en España, por desgracia, escasea, aún menos. Soy liberal y siempre he dicho que es importante defender las ideas de la libertad en todos los frentes posibles, tanto a nivel académico, mediático y cultural como en el campo de la política. No hay políticas liberales sin políticos liberales. Me alegro mucho de haber podido contribuir mínimamente a mejorar la libertad y bienestar de los madrileños con mi breve paso por puestos de cierta responsabilidad en política. Madrid es hoy la región más rica, próspera y dinámica de España, gracias a la correcta senda iniciada en su día con Esperanza Aguirre y seguida en la actualidad por Ayuso al frente de la Comunidad. La principal enseñanza que saco es la importancia de las ideas. Sin ideas no hay nada. Una pésima idea perfectamente ejecutada acaba siempre mal. La política no sólo es gestión, la política, sobre todo, son ideas y tener buenos equipos para ejecutarlas.
Desde su posición actual, ¿cómo valora el estado de la libertad económica en España, y en qué áreas considera que se deberían implementar reformas para potenciarla?
España ha caído en los principales indicadores de libertad económica a nivel internacional. Son muchas las áreas pendientes de mejora, pero, si tuviera que destacar tres, serían mercado laboral, vivienda y crecimiento empresarial. España tiene la tasa de paro más alta del mundo rico, porque tiene uno de los mercados más rígidos e intervenidos en esta materia. Necesitamos libertad laboral y que lo que prime sea, por encima de la absurda legislación vigente, los acuerdos libres y voluntarios pactados entre trabajadores y empresa. Fuera salario mínimo, fuera indemnización por despido, fuera paguitas y prestaciones incondicionales y, sobre todo, fuera convenios colectivos. Todas las condiciones relativas al trabajo deberían autorregularse a través de convenios de empresa, evitando en todo caso que las reglas de juego las marquen sindicalistas y burócratas que no han trabajado nunca en el sector privado. Muchos no entienden que cuanto más se encarece y encorseta el despido, más se dificulta la contratación. En los países con mercados laborales flexibles, el paro es mínimo y tanto los sueldos como la estabilidad en los contratos son mucho mayores. Luego, tenemos el problema de la vivienda. Los alquileres están por las nubes debido a la escasez de oferta y construir en España es un calvario, ya que la disposición de suelo urbano depende de la Administración Pública. Urge liberalizar los alquileres y el suelo para poder impulsar la oferta de inmuebles. Y en materia de empresa, España, por desgracia, es un país de autónomos y pymes, Necesitamos más empresas grandes. Muchas compañías no crecen porque a partir de 50 empleados se dispara el coste laboral y fiscal con todo tipo de regulaciones absurdas y contraproducentes. El crecimiento empresarial es básico, ya que aumenta la productividad de la economía, de la cual depende, en última instancia, el sueldo de los trabajadores. A mayor productividad, más sueldo. Pero esto no lo entienden los políticos actuales, dedicados a cargar contra empresas y empresarios, al tiempo que pretenden fijar por ley sueldos y precios, lo cual es garantía de fracaso. Los precios no se pueden fijar por ley. Se ha intentado mil veces a lo largo de la historia y siempre ha acabado en desastre. El mercado libre es la única receta factible y la más eficiente para subir sueldos y contener precios.
Usted es un defensor de la Escuela Austríaca de Economía. ¿Cuáles considera que son las contribuciones clave de esta corriente económica a la teoría y práctica económica actual?
Son muchas y muy importantes las aportaciones de la Escuela Austríaca a la teoría económica. Lo más importante es que centra su atención en el individuo y sus acciones. El campo de estudio de la economía es la acción humana y las relaciones de las personas entre sí. Si tuviera que destacar algunas ideas, empezaría por la Teoría del Valor Subjetivo de Menger, que establece que el valor de bienes y servicios depende de la percepción individual y la necesidad de satisfacer deseos específicos de las personas. Otro pilar esencial es el estudio de la Acción Humana de Mises, donde explica que el mercado es un proceso impulsado por la decisión de los individuos, no desde la perspectiva de ninguna clase social o colectivo concreto. La economía, además, ha de entenderse como un proceso dinámico, no estático, ya que está en continuo movimiento y evolución. No existen, por tanto, modelos de equilibrio ni precios objetivos ni fórmulas matemáticas o gráficos que puedan reflejar correctamente este proceso, tal y como, por desgracia, se estudia en las universidades. Y luego está la Teoría de los Precios de Hayek. El precio ha de entenderse como una señal. Los precios en un mercado libre comunican información vital para la asignación eficiente de recursos. El precio actúa como un semáforo para la oferta, la demanda y los intercambios de bienes y servicios, reflejando escasez, abundancia y utilidad. El precio permite, además, algo básico, que es el cálculo económico. Y el cálculo económico, a su vez, permite asignar los recursos de la sociedad de forma eficiente. Sin precios de mercado, sencillamente, no hay nada. Sería el caos. Ésa y no otra es la razón que explica el colapso de la Unión Soviética. La ruina socialista, donde no existe propiedad privada y, por tanto, tampoco precios, se debe a la imposibilidad del cálculo económico. Sin precios de mercado, el hombre y la sociedad en su conjunto van a ciegas y eso imposibilita crear riqueza mediante intercambios libres mutuamente beneficiosos.
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