Juan Miguel C. García

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado su informe actualizado de Perspectivas de la Economía Mundial en julio de 2024, destacando tanto la resiliencia económica global como los desafíos significativos que enfrenta el panorama económico. A pesar de un crecimiento global estable, la economía española, al igual que otras economías avanzadas, se enfrenta a varios desafíos que requerirán políticas adaptativas y enfoques estratégicos para mantener su estabilidad y fomentar el crecimiento.

El informe del FMI subraya que la actividad económica global ha demostrado una sorprendente resiliencia durante la desinflación mundial de 2022-2023. A pesar de los significativos aumentos de las tasas de interés por parte de los bancos centrales, la economía ha mantenido un crecimiento constante debido a una demanda robusta y una expansión de la oferta. Sin embargo, este entorno de resiliencia no está exento de riesgos. Los costos de endeudamiento elevados, la retirada de apoyos fiscales y las secuelas de la pandemia de COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania continúan afectando la economía global.

Para España, el FMI proyecta un crecimiento moderado que reflejará las tendencias globales de lenta recuperación y adaptación a los nuevos desafíos económicos. Las principales previsiones del informe son:

• Crecimiento del PIB: se espera que el crecimiento económico en España se mantenga alineado con la media global del 3.2% en 2024 y 2025. Este crecimiento, aunque positivo, es históricamente lento y refleja la necesidad de políticas económicas cuidadosas para sostener la recuperación.
• Inflación: la inflación general en España, al igual que en otras economías avanzadas, se proyecta que disminuirá gradualmente. El FMI prevé una inflación global descendente, desde el 6.8% en 2023 al 5.9% en 2024 y 4.5% en 2025. España deberá gestionar cuidadosamente sus políticas monetarias para equilibrar el crecimiento y la estabilidad de precios.
• Política fiscal: el informe enfatiza la importancia de una consolidación fiscal a mediano plazo. Para España, esto implicará reducir la deuda pública y garantizar la sostenibilidad fiscal mediante reformas estructurales y ajustes en la política de gasto e ingresos.

España, como parte de la economía europea, enfrenta varios desafíos específicos que el FMI destaca en su informe:

• Fragmentación geoeconómica: la creciente fragmentación geoeconómica podría afectar negativamente el flujo de bienes, capital y personas, lo que ralentizaría el crecimiento económico. España deberá fortalecer sus relaciones comerciales y adaptarse a las nuevas dinámicas globales para mitigar estos efectos.
• Desigualdades regionales y sociales: la recuperación económica no ha sido homogénea en todas las regiones de España, y persisten disparidades significativas en términos de empleo y crecimiento. Abordar estas desigualdades será crucial para una recuperación inclusiva y sostenible.
• Cambio climático y energía verde: la transición a una economía verde sigue siendo una prioridad. El FMI insta a España a acelerar sus esfuerzos en la transición energética y a implementar políticas que faciliten la adaptación al cambio climático.

El FMI sugiere varias estrategias y políticas para que España pueda superar estos desafíos y aprovechar las oportunidades emergentes:

• Reformas estructurales: intensificar las reformas que fomenten la oferta, como la modernización del mercado laboral y la mejora de la productividad, ayudará a reducir la inflación y aumentar el crecimiento económico.
• Innovación y tecnología: fomentar la adopción de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, puede impulsar la productividad y crear nuevas oportunidades de crecimiento.
• Cooperación multilateral: España debe fortalecer su cooperación internacional para enfrentar los desafíos globales, como la fragmentación geoeconómica y el cambio climático, y para facilitar la reestructuración de la deuda.

El informe del FMI presenta un panorama complejo pero manejable para la economía española en 2024. Con un enfoque estratégico en la consolidación fiscal, la implementación de reformas estructurales y la adopción de tecnologías emergentes, España puede navegar estos desafíos y posicionarse para un crecimiento sostenible a largo plazo.